Viernes 30 de abril de 2010
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Día del trabajo, nada que festejar
30 abr 2010
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Por: Miguel Ángel Sánchez López
Mañana, 1º de mayo, se recuerda el día del trabajo en todo el mundo. La verdad es que en muchos países, los trabajadores tienen motivos para celebrarlo porque tienen la oportunidad de gozar de un buen empleo y de una remuneración justa, esa que le permite gozar de un bienestar traducido en salud, educación y una nutrición adecuada para sus familias. El satisfacer los requerimientos materiales básicos, permiten, a la vez, una tranquilidad espiritual que hace que la convivencia social sea llevadera y aleje esos fantasmas de la confrontación. Sin embargo, es también verdad que esos países son muy pocos y hasta pueden ser contados con los dedos de la mano. Pese a que el trabajo es un derecho y una obligación que dignifica al hombre.Pero, como en todo, existen los extremos como en América Latina, donde los países -la mayoría de ellos- tienen ejércitos de desocupados, trabajadores mal pagados que encaran una cotidiana lucha por su sobrevivencia y se debaten entre la miseria y la indigencia. Y no es que no tengan la riqueza suficiente que les brinda la madre naturaleza, tienen mucho más que aquellos llamados del primer mundo, o desarrollados. Sin embargo, la mentalidad de la mayoría de los gobernantes de esta parte del mundo prioriza intereses subalternos y muy particulares a los de las mayorías, que son las que más sufren sus consecuencias. Por ejemplo, Venezuela es riquísimo por las exportaciones petroleras, pero por la incapacidad de su gobierno, sufren de falta de energía (no pueden ducharse más de tres minutos, o tienen que entrar al baño con linternas), los niños venezolanos sufren de hambre, sus hospitales carecen de elementales servicios médicos, la desocupación es cada vez mayor y sus trabajadores no reciben una remuneración justa. En la Argentina, otrora uno de los grandes productores de carne vacuna, sus trabajadores son inducidos a comer carne de cerdo; porque, a decir de su Presidenta, es buena para la sexualidad; los agricultores y ganaderos enfrentan una crisis sin precedentes. Ni qué decir de Haití, Cuba, Ecuador y otros países de la región.Aquí en Bolivia, la situación de los que la habitamos, es más que preocupante, pese a los discursos que tratan de mostrar lo contrario, la desocupación es creciente. Los trabajadores no logran satisfacer las mínimas necesidades por los bajos salarios; sin embargo, los ingresos son mayores con la exportación del gas y el precio favorable de los minerales. Los campesinos, en lugar de recibir ayuda en maquinaria e insumos agrícolas para un trabajo digno en el campo, se han convertido en grupos de choque que reciben prebendas y bonos que desincentivan el trabajo. Y la oferta del gobierno es de un incremento salarial del 5%. Pero habría que advertir que 5% de nada, es nada. Los sin techo, sin lote, los sin tierra, son los sin moral, la antítesis del hombre trabajador; todo lo quieren gratis y sin hacer esfuerzo alguno, porque según ellos “tienen derechos”. La Central Obrera Boliviana, otrora poderosa organización que estaba para defender los derechos del trabajador, es hoy, nada más que un apéndice del gobierno y deja a los trabajadores desprotegidos y sin nada que festejar en este 1º de Mayo.En el día del trabajador, se recuerda en silencio a los trabajadores que murieron por sus derechos, hombres y mujeres, con el firme reclamo de que se respeten sus derechos y responsabilidades ante la sociedad moderna que siempre apunta hacia el progreso pero con ciertos retrocesos políticos que aplacan las ganas y el esfuerzo de todos los trabajadores, por alcanzar un futuro mejor.Por lo menos… esa es mi opinión.
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