Parece que nuestro paÃs y otro centroamericano, tienen parecidas caracterÃsticas en las actitudes de sus ciudadanos, amparadas por disposiciones legales que caen en abierta infracción y en total intolerancia al no respetarse los derechos de las personas.
Claro que hay que aclarar alguna visión sobre el tema y es que pocos son los infractores, muchos los perjudicados. Los primeros, sin embargo, se creen con derecho de alterar el orden público, sin pensar en el perjuicio que ocasionan a una gran mayorÃa de personas que no están precisamente en "su fiesta" o tampoco son parte de algunas movilizaciones sectoriales.
Nuestra ciudad es particularÃsima, posiblemente la que hace práctica cotidiana de una "tradicional alteración de la convivencia pacÃfica y ordenada". No se exagera al señalar que cada dÃa, en algún sitio de la ciudad existe un movimiento social promovido por unos pocos para molestar a muchos. Pueden ser actos de regocijo, con banda, petardos, disfraces o uniformes, igualmente ocupando las vÃas públicas sin siquiera dar espacio para que transiten los motorizados.
Hay otras alteraciones, como las manifestaciones en las que desde hace poco se permite otra vez el uso de "cachorros de dinamita", profusión de petardos, gritos de protesta y su remate de presión con bloqueos en las calles, como si no sucediera nada significativo, cuando en los hechos reales, perjuicios, peligro para los niños estudiantes, molestias para las amas de casa y gente de la tercera edad, además en muchos casos obligada suspensión de labores en ciertas entidades públicas, con mucha frecuencia en dependencias municipales.
Hay notoria irresponsabilidad de autoridades locales, generalmente "hacen de la vista gorda" por razones obvias, nadie quiere complicarse poniendo orden en las calles, por ejemplo limitando los bailes callejeros, las ruidosas manifestaciones o despejando los bloqueos, para las autoridades parece mejor dejar pasar - los hechos - sin complicar su situación de jerarquÃa, mientras el colectivo ciudadano sufre diariamente el caos reinante, en cualquier parte y por cualquier motivo.
Ya es tiempo de que cambie este anómalo panorama y se establezcan las condiciones propicias para respetar derechos ciudadanos, que la serie de hechos festivos se cumplan en lugares cerrados, que en las calles mÃnimamente se respete la circulación de motorizados y cuando se trata de protestas que las mismas no sean violentas o por analogÃa no violenten la seguridad de la gente.
Normas hay varias sobre este tema, serÃa conveniente revisarlas, en algunos casos actualizarlas, socializarlas en la comunidad y luego aplicar su cumplimiento cuidando que no se alteren los derechos, que se cumplan los deberes, que se cuide la seguridad ciudadana, algo de lo que se olvidan los encargados de mantener el orden en una ciudad que merece tranquilidad y mutuo respeto. Hay que cambiar las actitudes intolerantes.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresÃa Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del dÃa en PDF descargable.
- FotografÃas en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.