Hace años eran pocas las probabilidades de crecimiento del servicio ferroviario en la zona oriental del país, por diferentes razones, las más relacionadas con dificultades para su extensión en terrenos "selváticos" y de difícil acceso, por lo tanto la perspectiva se limitaba a la zona próxima a la capital y extensiones muy cortas hacia el Norte en Montero, Abapó por el Sur, Tres Cruces y San José de Chiquitos hacia el Brasil.
Recientemente una nota periodística publicada por el Diario, titulada "Virtuoso progreso del ferrocarril oriental", nos muestra otra figura del avance de una empresa que creció afortunadamente y se convierte en factor determinante del desarrollo de Santa Cruz.
Se recuerda que a 20 años de su creación, en el marco del proceso de capitalización del gobierno de Sánchez de Lozada en 1996, como Empresa Ferroviaria Oriental Sociedad de Economía Mixta SAM, al presente alcanzó un notable crecimiento en su condición de Empresa Ferroviaria Oriental S.A. Hay una mención al señalar que "de haber sido inicialmente una parte de la Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE), con la participación del sector público y de sus trabajadores como sector privado, en la actualidad se trata de una de las mayores empresas mixtas que opera en el país".
Otra parte de la nota sugiere: "Tendría que ser un espejo para que otros sectores de la producción y los servicios del país asuman el compromiso de secundar los grandes pasos de avanzada que alcanzó al presente el ferrocarril de Santa Cruz".
Y ésta última mención por supuesto que en el otro lado del país, el occidente obliga a meditar seriamente sobre la suerte del ferrocarril andino, que mantiene reducidos servicios de carga y pasajeros, pero sin perspectivas reales de superar sus índices de producción, mejorando y ampliando los de la zona por lo menos en las condiciones de hace años atrás.
¿Cuántos años? Podemos retroceder en el tiempo y recordar que más de medio siglo se insiste en rehabilitar el tramo Oruro - Cochabamba, la unión de altiplano y valle que se cubría con trenes y ferrobuses y se daba vida a muchas poblaciones de la ruta. Es evidente que en las temporadas de lluvia, un corto tramo presentaba problemas, pero salvadas ciertas contingencias el servicio era reanudado y cumplía el transporte de pasajeros de manera ininterrumpida por una gran demanda, pese a la competencia en tiempo del servicio de flotas.
Una precipitada gestión de ejecutivos, optó por liquidar ese servicio en tanto se logre estabilidad en la zona de riesgo. Para cumplir ese objetivo se logró el apoyo financiero de JICA - Japón, pero los trabajos no avanzaron, como tampoco prosperó la habilitación de otro corto tramo entre Cochabamba y Aiquile con lo que se lograría unir los sistemas de occidente con el oriental.
Pero el asunto ahora debe ser de plantear a los administradores de la red occidental, el ferrocarril andino, una reestructuración de su plan operativo en la región y las metas de expansión, si las tuvieran, de lo contrario, la mínima exigencia es restablecer el servicio al valle y mejorar, los que menos mal todavía llevan pasajeros hacia el sur del país.
Los adelantos que se conocen en el crecimiento del ferrocarril oriental son dignos de tomarlos como ejemplos para revitalizar el servicio ferroviario de occidente y hacerlo más útil a la colectividad, la que viaja y la que recuperaría beneficios si se rehabilita el tramo hacia Cochabamba. Volveremos sobre este tema.
Fuente: LA PATRIA
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