Este fenómeno analizado en ciertos niveles, pero admitido como parte de un intercambio de posiciones personales, tienen su origen en las reacciones propias de una colectividad que vive presionada por los acontecimientos y predispuesta a expresar su molestia, allà donde algún problema extra rebasa la medida de la tolerancia y la prudencia.
Los problemas generalmente comienzan en el transporte público, un servicio que de manera obligada debe ser utilizado a primera hora de la jornada, con unidades incómodas e inseguras, mala suerte con un conductor que tras un mal sueño está listo a confrontarse con sus ocasionales clientes, los que a su vez, por otras causas tampoco son ajenos a entrar en el reclamo de sus derechos y exigir que se cumplan las normas.
¿Normas�? Hay muchas, pero casi ninguna sirve para atenuar los problemas que los ciudadanos confrontan, por ejemplo al encontrarse con manifestaciones o un bloqueo de calles que los distancian y retrasan en el cumplimiento de sus deberes. Nadie se ocupa de observar los atropellos a derechos ciudadanos, los problemas se producen y punto.
No escapa a la paciencia ciudadana, la necesidad por ejemplo de formar largas colas para realizar trámites en la administración pública, hasta pagar impuestos y cumplir ese deber ineludible, hay que hacerlo sorteando muchas dificultades, desde el mal humor de funcionarios, ineptitud de algunos para atender a usuarios brindando una buena atención y generando más bien una colectiva repulsa contra alguna entidad pública que no tiene personal adecuadamente capacitado para atender a un público, cansado, irritado y encima maltratado.
Y si de maltrato se trata, hay situaciones de verdadera tragedia, cuando se trata de requerir atención de salud en algunos centros hospitalarios, sean los públicos o los pertenecientes al seguro. Los pacientes deben madrugar para recibir una ficha que generalmente posibilita una consulta a media mañana o cerca al medio dÃa, un largo perÃodo para recibir unas cuantas tabletas o algún ungüento como paliativos a problemas que merecen atención quien sabe de urgencia.
Las reacciones son variadas en la gente cuya paciencia ha sido colmada, surgen insultos, se profieren epÃtetos muy duros, hay calificativos de grueso calibre, y todo por la frecuencia de hechos que no cumplen disposiciones, normas, reglamentos y porque no hay autoridades que observen estas irregularidades y faciliten mÃnimamente el cuidado y la seguridad a que tienen derecho todos los ciudadanos.
Las soluciones pacÃficas, educadas, respetuosas, amigables, pueden ser difÃciles de utilizar, pero vale la pena empezar por la práctica del respeto y la tolerancia, de la buena educación, para exigir como corresponde el cumplimiento de las normativas que rigen la vida pacÃfica y tolerante, situación encomendada pero mal cumplida por autoridades encargadas de este ineludible menester.
Fuente: LA PATRIA
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