Alaíde Foppa, la mujer que llevó el feminismo a América Latina

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Convencida de que el mundo que se avecinaba le tenía reservado un nuevo papel a la mujer, Alaíde Foppa (Barcelona, 1914) dedicó su vida a luchar por lo que creía: el feminismo y la revolución. Treinta y seis años después de su desaparición a manos del Ejército de Guatemala, su cuerpo continúa en no-lugar, mas su legado se abre paso en la memoria.

Poetisa, escritora, crítica de arte... Alaíde Foppa fue sobre todo una revolucionaria del pensamiento. Una "mujer de vanguardia", en palabras del ministro de Cultura de Guatemala, José Luis Chea.

Hija de un diplomático argentino y una concertista de piano guatemalteca, Alaíde Foppa vivió una vida "trashumante" que amplió el mirar de una mujer incapaz de no seguir mirando. Educada en la vieja Europa de entreguerras, la del París de la Sorbona, la joven Foppa llegó a Guatemala en 1944 en busca de sus "raíces", relata su hijo Julio Solórzano Foppa.

Huyendo de las miradas tuertas, Alaíde Foppa se recluye en México en los brazos de otro revolucionario del 44, Alfonso Solórzano, quien acoge al hijo que venía y le otorga cuatro más. Es allí, en la casa Sólarzano Foppa, a la que siempre volvía la familia de sus estadías en París, donde Alaíde configura su gran biblioteca: 8.500 títulos que hablan de arte, de poesía y de mujeres, sobre todo de mujeres.

"Mi madre nunca dejó de aprender y de cambiar. Empezó como una feminista muy influenciada por los movimientos de las americanas y europeas de los años 60 para después ir profundizando en (temas como el papel) de las mujeres trabajadoras e indígenas", señala su hijo Julio en una entrevista con Acan-Efe.

En pocos años, Alaíde se convirtió en un referente para el feminismo en América Latina: se integró en agrupaciones de mujeres, organizó exposiciones con marcada mirada femenina y fundó la revista Fem, uno de las primeros semanarios de México desde el que trasladó al público latinoamericano las ideas de pensadoras como Simone de Beauvoir. No obstante, su gran contribución fue la creación, en los años 70, de la primera cátedra en el mundo en sociología de la mujer, un estudio científico de las realidades de género impartido por la UNAM (la Universidad pública más grande de México) y que pronto se convirtió en un ejemplo para otros centros universitarios.

A pesar de su exilio, los Solórzano Foppa nunca olvidaron su revolución y varios de los hijos de la familia se involucraron en el conflicto armado. Dos de ellos forman parte de las 200.000 víctimas que dejaron aquellos 36 años de lucha fratricida.

La propia Alaíde es una de los 45.000 desaparecidos cuyos restos nunca se han encontrado. "Era madre de guerrilleros, que era suficiente para (hacer) desaparecer a cualquiera", pero es que además, recuerda Julio, ella participaba junto a otros intelectuales en denuncias contra la "violaciones de derechos humanos" perpetradas por el Ejército.

Víctima de su compromiso con las mujeres y con la revolución, Alaíde Foppa desapareció, junto a su chófer, un 19 de diciembre de 1980 en uno de sus viajes a Guatemala para aclarar la muerte de sus vástagos y renovar su pasaporte. "No sabemos dónde está.

Fuente: Guatemala, 9 (EFE).-