La historia nos ha enseñado desde siempre que los hechos "contra natura" se repiten, con sus atrevimientos y vilezas, cada cierto tiempo y de manera sistemática, pero acaban por despertar el hambre de libertad humana, la que regresa para quedarse. Sin embargo, el totalitarismo masista ha pasado del uso sutil de sus métodos ideológicos y políticos de dominación a la aplicación burda e implacable de la violencia pseudolegal y práctica para conservar su poder.
Se manipula a todos los órganos públicos en el sentido de la regresión autoritaria. Los casos de la selección de autoridades principalísimas para el devenir de la democracia: Defensor del Pueblo y Contralor General, han acabado en una suerte de farsa circense. A este desatino perverso se unen los procesos judiciales amañados contra Zapata y sus abogados, además de acusar a propietarios anteriores de la empresa que hoy se llama Enatex, a pesar de ser un cadáver viviente, y a sus herederos supuestos de estafar al Estado. ¿Acaso los funcionarios masistas eran inocentes criaturas que no conocían la situación de la empresa textil para adjudicársela? Y la actual Constitución les ampara, a pesar de sus ambiguos postulados. El autor de este artículo ya suscribió un acta de defunción contra este documento-mamotreto, ente contradictorio con el que se violentan derechos fundamentales.
Los fiscales y jueces, al margen por completo de sus atribuciones legales, incurren en una violación grosera de procedimientos para favorecer a un Estado espurio y perjudicar a los ciudadanos. Se trata abiertamente de la consolidación, espiritual y física de un instrumento burgués neofascista con métodos violentos de dominación y coerción. Son unos delincuentes pagados y amparados con fondos del Tesoro Nacional.
¿Y cuál es la razón de esta ofensiva antidemocrática? La pérdida del necesario consenso en la sociedad, sostenido con relativo éxito en un proyecto de hegemonía y dominación, hasta el referendo del 21 de febrero de este año, cuando el actual Presidente de Bolivia intentó prolongar la posibilidad de ser reelegido por un cuarto mandato, en la típica actitud de un dictador representado en obras de García Márquez y otros autores de reconocida trayectoria. La derrota del MAS caló hondo y obligó a liberar a algunos demonios del infierno, no a todos todavía, a aquellos que navegan en aguas turbias de la instrumentalización política. Y lo peor puede venir después.
Y el neofascismo masista, para otros un despotismo puro y simple, aunque con debilidades teóricas, se manifiesta con claridad diáfana: "No se permitirá la respuesta democrática que atente contra el régimen de los movimientos sociales". O sea que toda opinión diferente que cuestione el "malhadado proceso de cambio" será aplastado hasta el fondo. Pero se cae en la banalidad facilista de creer con cinismo que se puede y debe imponer una forma de poder atrabilario.
Los resultados electorales de procesos pasados parecen indicar que un pueblo puede ser estúpido por siempre, incomprendiendo la verdadera naturaleza de la gente, que no siempre responde a criterios facilistas. ¿Dónde se encuentra el socialismo del Siglo XXI, proceso supuestamente destinado a liberar a la Humanidad de la opresión capitalista? Probablemente, y quizás con seguridad, en el basurero de la historia. Finalmente, el neofascismo populista debe ser condenado y destruido como un demonio destinado a morir para siempre.
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