Cuando una persona demuestra, durante su comportamiento cotidiano, respeto, humildad y consideración para con los demás ingresa a la sencillez para convertirse en simple y natural, cualidades que muy pocos tienen y que son valoradas y admiradas por la sociedad. La humildad es una virtud humana atribuida a quien ha desarrollado conciencia de sus propias limitaciones y debilidades, y obra en consecuencia.
Quien obra con humildad no se vanagloria de sus acciones: rechaza la ostentosidad, la arrogancia y el orgullo. Prefiere ejercitar valores como la modestia, la sobriedad y la mesura.
La humildad es una cualidad humana independiente de la posición económica o social: una persona humilde no pretende estar por encima ni por debajo de nadie, sabe que todos son iguales, y la existencia humana tiene el mismo grado de dignidad. De allà que ser humilde no implique dejarse humillar, pues la humildad no supone una renuncia a la dignidad propia de toda persona.
La humildad significa inclinarse a la superioridad y reconocer la inferioridad, pequeñez y necesidad de los humanos ante Dios es decir ser humilde es tener grandeza en el corazón y altura en manifestaciones de conducta dentro de la sociedad.
Nada tiene que ver la humildad con la timidez, la pusilanimidad o con una vida mediocre y sin aspiraciones. La humildad descubre que todo lo bueno que existe en el orden de la naturaleza como el orden de la gracia es producto de la sencillez de la persona, que es natural y espontánea, rechaza el protocolo y prefiere la informalidad.
La sencillez es un valor muy apreciado en las personas, se caracteriza por su humildad, en vestimenta nada estridente: evita usar joyas o complementos de gran valor, tiene buenos modales, es respetuoso, a pesar de todo, no se siente superior y no menosprecia a los demás, no necesita ser admirado.
Estos valores, tan importantes para la convivencia en sociedad, se están perdiendo con el transcurso del tiempo, por la falta de formación humana espiritual y de conciencia en las personas que en algún momento se sintieron humildes y sencillas, pero con el transcurso del tiempo sufrieron cambios en su forma de vida, tomando posiciones de poder económico o ascenso a puestos polÃticos. Se olvidaron de actuar con respeto y prudencia, resaltando en su actuar la, soberbia, prepotencia, superioridad, y ostentación del poder que tienen.
El estilo de vida actual de muchas sociedades hace que virtudes tales como la sencillez hayan caÃdo en decadencia frente al permanente estÃmulo al consumo y a la adquisición incesante de bienes. La sencillez es, sin embargo, practicable aún estando en el medio de tal ambiente a partir de la obtención de los productos e Ãtems necesarios y básicos para la convivencia en sociedad, a partir del desarrollo de una forma de vida cómoda -no ostentosa- fácil y sencilla.
Creer que todo lo sabe lo sitúa en una posición prepotente, poco favorable para acceder a la búsqueda de la verdad. La humildad será el reconocimiento de las propias capacidades, aptitudes, talentos y cualidades para uno mismo, evitando hacerlo público.
No se debe olvidar que todo lo que sube baja: no todo lo que se tiene será eterno, y los puestos polÃticos son momentáneos y temporales. "El secreto de la sabidurÃa, del poder y del conocimiento es la humildad" por tanto "La Humildad, es el valor más hermoso del ser humano".
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