Hay quienes propalan el ponzoñoso slogan de que la Iglesia condena y persigue a los homosexuales. Hay un error de bulto en esta afirmación, la Iglesia ni condena, ni persigue la homosexualidad, sino los actos homosexuales libremente practicados, lo mismo que los actos heterosexuales fuera de matrimonio.
Máxima sempiterna: amar al pecador y condenar el pecado. Lo que la Iglesia condena es todo pensamiento, deseo o acto sexual, de todos, los heterosexuales y los homosexuales, es decir que no condena al que fornica con una mujer, ya que perdona a todo pecador, lo que sà condena como atentado a su Ley Divina es el mal uso del sexo.
No, no me he confundido, la Iglesia no condena el movimiento afectivo hacia personas del mismo sexo. Por lo tanto asà como la Iglesia no condena la heterosexualidad o tendencia hacia personas de distinto sexo, que es lo más natural, tampoco a los bisexuales, con tendencia hacia su propio y diverso sexo, ni tampoco a los frÃgidos sin tendencia alguna, es lo que hay que tener en cuenta, y que ignoran u olvidan los detractores de la Iglesia.
Lo que en los heterosexuales es pecado, eso sólo es lo que se condena, no la tendencia, lo que en los homosexuales es pecado, es lo que se condena y no su tendencia o constitución psÃquica. A los homosexuales lo mismo que a los heterosexuales, la Iglesia enseña la misma doctrina, la prohibición del sexo fuera del matrimonio.
«Arthur Evans, co-fundador de la Gay Activists Alliance (GAA), explica cómo el Movimiento Homosexual llegó a usar la palabra homofobia para caracterizar a sus opositores: Por suerte, George Weinberg, un psicólogo heterosexual que ha sido desde hace tiempo un amigo de nuestra comunidad, asistÃa regularmente a las reuniones del GAA. Viendo con fascinación nuestros golpes y respuestas a la prensa, encontró la palabra que habÃamos venido buscando: "homofobia",Â?el temor irracional de amar a alguien del mismo sexoÂ?".
"El Movimiento Homosexual emplea palabras y conceptos como armas semánticas para cambiar a los individuos y a la sociedad. Conceptos como compasión son usados para generar una aceptación, mientras otros, como homofobia, son utilizados para inhibir y hasta paralizar las reacciones". Colocan la etiqueta de homofóbicos a sus opositores para intimidarlos y descalificarlos.
El lobby homosexual, con el apoyo de ONGs, bien subvencionadas, utiliza "palabras talismánicas, es decir vocablos con un significado impreciso y de apariencia generosa, tales como tolerancia y no discriminación", estrategia con la cual "ha conseguido inhibir a sus naturales adversarios y, al mismo tiempo, ha presentado sus conquistas como simpáticas a sectores cada vez mayores de la población nacional y en especial de la juventud".
Se debe rechazar, por tanto, la imposición de modelos educativos estatales únicos que eliminen la libre elección de concepciones educativas, que monopolizan la instrucción y logran la deformación filosófica sin tolerar cuestionamientos a sus dogmas, con una orientación liberticida, materialista, atea y masificante que impone sin discusión alguna, ignorando o despreciando las concepciones espiritualistas, mientras procuran que la doctrina antinatural e injusta, se apodere de las almas.
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