En muchos pueblos y culturas de la antig眉edad el liderazgo que se aplicaba era el liderazgo de la sabidur铆a, el liderazgo de la conciencia, el liderazgo del amor. Es por eso que en forma natural y espont谩nea los ancianos m谩s sabios eran los que reg铆an los destinos de sus pueblos. Reunidos en un consejo, se encargaban de marcar las pautas existenciales, las conductas religiosas, los valores 茅ticos y los comportamientos morales, que, en base al libre albedr铆o, deb铆an seguir todos los miembros de su comunidad, que respetaba y quer铆a profundamente a estos sabios l铆deres sin necesidad de que ellos tuvieran que ganarse esa confianza mediante actos proselitistas, demag贸gicos o mediante la compra de influencias e indulgencias. El pueblo sencillamente respetaba y amaba a sus ancianos por su liderazgo sabio, inteligente, creativo, equilibrado, amable, moderado, productivo y siempre en favor del bien com煤n, en perfecta armon铆a con la naturaleza y con justicia igualitaria para todos, aplicada con misericordia.
Pod铆an gobernar sin problemas porque basaban su gobierno en el imperio de la ley divina, que es la ley del amor consciente y la expresi贸n de los valores universales eternos. Las mayores aspiraciones de estos pueblos estaban relacionadas con los logros espirituales y culturales, cultivando el desarrollo de las virtudes, en equilibrio con la madre naturaleza, respetando el medio ambiente, en paz y armon铆a entre todos, como una gran familia orientada al servicio del bienestar integral de cada uno de sus miembros, sin distinci贸n alguna, sin discriminaciones.
Cu谩n diferente es hoy el liderazgo en todas las partes del mundo, es un liderazgo torpe, un liderazgo inconsciente, interesado, basado en el ego铆smo, la codicia, el abuso de confianza y de poder, la corrupci贸n y la violencia, sin respeto de los derechos b谩sicos de convivencia.
Hoy, l铆der es el que grita m谩s fuerte, el que miente m谩s, el que ofrece cosas que no va a cumplir, el que m谩s influencias compra, el m谩s atrevido, el m谩s desvergonzado, el m谩s arrogante, el que m谩s avasalla, en fin, l铆der en nuestros tiempos es aquel que expresa los anti-valores universales, que en la antig眉edad eran considerados inaceptables, inadmisibles en el comportamiento humano.
Estamos viviendo una 茅poca de bancarrota de todos los valores esenciales, una 茅poca de decadencia donde la corrupci贸n y la concupiscencia con el delito son el pan nuestro de cada d铆a, una 茅poca donde el amor, la castidad, la humildad y la sabidur铆a son consideradas pasadas de moda y lo 煤nico que cuenta es concretar los intereses personales, cueste lo que cueste, sin importar si para lograrlos, se pisotea al pr贸jimo, se causa sufrimiento o dolor. Lo 煤nico que importa son los resultados econ贸micos, pol铆ticos y partidarios sin tomar en cuenta el costo social, el sufrimiento humano.
驴Por qu茅 hemos llegado a estos extremos? - Porque los edificadores de la humanidad, los grandes l铆deres desde hace muchos siglos atr谩s se han venido formando bajo el sistema del egocentrismo, de la inconciencia, divorci谩ndose cada vez m谩s de las leyes universales eternas, convirti茅ndose en l铆deres inconscientes, igual que todos nosotros, porque hemos ido sistem谩ticamente acallando nuestra conciencia siendo c贸mplices con el delito, concupiscentes con la inmoralidad, mudos ante la corrupci贸n, la violencia y el crimen que han ido invadiendo el accionar de la sociedad como un c谩ncer mortal que todos nos hemos contagiado y ahora es muy dif铆cil de erradicar porque ha tomado centros vitales; todas las instituciones mundiales se han contaminado con la terrible enfermedad, que es: ego铆smo, carencia de amor e ignorancia de la verdadera sabidur铆a. Todos los edificadores de la humanidad, los l铆deres espirituales, pol铆ticos, empresariales y sociales, etc., aquejan la misma enfermedad.
El 煤nico remedio que existe para esta humanidad enferma es el volver a cultivar los valores universales eternos, las virtudes conscientes. Debe gestarse un dr谩stico cambio moral, en nuestro planeta, en especial en nuestros l铆deres, si queremos sobrevivir, caso contrario estamos destinados a desaparecer como humanidad.
Volvamos a vivir en funci贸n de las ense帽anzas antiguas y sabias de esos preclaros seres, verdaderos edificadores de la humanidad, que nos hablan de la aristocracia del esp铆ritu, de la moderaci贸n y el equilibrio en nuestras apetencias y deseos, del amor incondicional al pr贸jimo y a toda la creaci贸n, de la amabilidad y cordialidad en todas nuestras relaciones, de la sensibilidad humana, de la tolerancia, de la mansedumbre, de la caridad universal, del servicio amoroso y desinteresado. Ense帽anzas maravillosas que transforman nuestras vidas en felicidad y plenitud, ya que la felicidad es amor transmutado, amor en acci贸n.
Aprendamos a amar conscientemente con sabidur铆a y seamos l铆deres conscientes para servir a nuestros semejantes, como el Maestro Jes煤s nos mostr贸 con su vida de amor, sacrificio y entrega total.
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