Lunes 27 de junio de 2016
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El mercado farmacéutico supera los beneficios de la venta de armas o de las telecomunicaciones, grandes empresas de paÃses industrializados dominan la producción y comercialización. Deciden quién recibe más dosis: paÃses que lo necesitan o aquellos que ejercen mayor presión. Ninguno de los paÃses en desarrollo cuenta con industria farmacéutica propia, se ha creado una relación de dependencia.
La falta de suministro a nivel internacional de vacunas contra la tosferina afecta a las dosis pentavalentes y trivalentes utilizadas para otras enfermedades en el calendario de vacunación infantil, según señala el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud español.
Durante el año pasado, GlaxoSmithKline (GSK), una de las farmacéuticas responsables de su producción, tuvo también dificultades para proporcionar vacunas contra la meningitis. "Esta situación obedece a la elevada demanda y en ningún caso a problemas de fabricación de la vacuna", explicaba GSK. Esta vacuna era propiedad de Novartis, pero tras el acuerdo entre las dos compañÃas, GSK se adueñó del producto.
Alfonso Alonso, ministro de Sanidad español, permitió en 2014 la comercialización en farmacias de la vacuna, el miedo de padres y madres al contagio de sus hijos hizo que se agotasen en los puntos de venta. Hasta el momento las inyecciones se ponÃan en hospitales y a las personas incluidas en los grupos de riesgo, se necesitan cuatro dosis y cada una de ellas cuesta más de 100 euros. Permitir la entrada del mercado en los sistemas sanitarios promueve la competencia entre proveedores públicos y privados, en lugar de satisfacer las necesidades sanitarias de los pacientes se abre una nueva área de negocio.