El reciente consumado referendo que determina por mayorÃa simple la salida de Inglaterra de la Unión Europea, constituye una evidencia más del desborde del nacionalismo dogmático y el populismo de un pueblo, hoy totalmente dividido, aunque ellos mismos, durante 43 años, participaron en la estructuración de la constitución y estatutos de la U.E., en su fortalecimiento y desarrollo; unión que es un paradigma a imitar, en su conceptualización de solidaridad y esfuerzos consistentes de una vida cada vez mejor y perfeccionamiento y elevación de su cultura para sus poblaciones.
Lo que llama la atención con el resultado del referendo y la consecuente salida de Inglaterra de la Unión Europea, es la realidad que los ganadores en las urnas no saben exactamente lo que se proponen, pues no declaran un plan coherente y una polÃtica clara para el nuevo relacionamiento con la Unión Europea, sobre todo en el importantÃsimo ámbito económico, cuyo tratamiento hacia Inglaterra con este hito será diferente debido a que se deben preservar, por estatutos, las preferencias por sus miembros.
Más aun, Escocia, a la cual se le obliga por determinación del referendo a abandonar la Unión Europea sin desearlo pues ellos vencieron en las urnas para mantenerse en la U.E., a pocas horas del resultado, estos bravos escoceses declaran por medio de su primera dignataria ejecutiva, que esta situación es democráticamente inaceptable y convocarán a otro referendo pero para independizarse de Inglaterra. Se avecinan muy serios y complicados problemas para Inglaterra, que afectarán su economÃa, su propia soberanÃa y el alcance de la misma. Similar situación se presenta en Irlanda.
(*) Es Abogado Corporativo, postgrado en Arbitraje y Conciliación Docente universitario, Escritor
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