Miercoles 22 de junio de 2016
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Editorial y opiniones
Las mentiras polÃticas son verdades informativas
22 jun 2016
Jaime D´Mare C.
La subjetividad polÃtica está llena de mentiras. Siempre fue asÃ. Si la polÃtica optara por la verdad, gestarÃa su propia hecatombe. En ese mundo de mentiras, falsedades, demagogia, el periodismo trata de escudriñar la realidad o aproximarse a la verdad, revelar los hechos tal cual debiera saber el pueblo, para hacer efectiva su participación en la construcción polÃtica del paÃs. A fuerza de las cláusulas de veracidad, exigencias de objetividad, de aforismos como "los hechos son sagradosÂ?", el periodismo se ve forzado a publicar las mentiras polÃticas, como verdades informativas, en tÃpico reduccionismo. Es decir, todo lo moral y empÃricamente verificable se reduce a ecuaciones cientificistas de un periodismo del siglo XIX, presionado además por amenazas judiciales y de violentismo.
No hay duda que la polÃtica tiene su verdad, que a diferencia de la verdad moral y ética, que sustenta el "buen vivir", es totalmente relativa y no absoluta, como vemos el ambiente de dicotomÃa de mentiras polÃticas y verdades morales en desmesurada desfachatez desde aquel episodio febreril que tocó al Presidente de la república y una dama. "Nunca la he visto", "Le he visto cara conocida" y otras declaraciones por el estilo, son parte de las verdades polÃticas y de las mentiras morales, que gran parte de la sociedad y los mismos partidarios del masismo han conocido a través de los medios. Por suerte los lectores son capaces de discernir lo bueno, lo verdadero, de lo malo y falsario.
De manera que las verdades periodÃsticas, resultan siendo aquellas mentiras polÃticas de telenovela seriada, que tratan de encubrir y desviar la verdad de los lÃos de corrupción de aquella empresa china y funcionarios de gobierno, y en la que en justo derecho, los bolivianos exigen conocer la verdad de esos hechos.