Todos nacemos habilitados para dar lucha en esta vida, nacemos con salud, con mucha fortaleza, con una mente lúcida y un sentimiento grande y además tenemos los diez dedos de la mano, recibimos el cariño de nuestros padres y nos ingresan a una unidad educativa para continuar con nuestra formación; transcurridos los 12 años, todas las puertas se le abren al estudiante de potencia productiva, capaz de hacer algo por sà mismo. Muchos son los estudiantes que no prosperan a causa de su falta de serenidad para dedicarse a la acción. Parecen incapaces de obrar con entera independencia, y para las cosas más insignificantes necesitan consultar con sus parientes, amigos o vecinos. Cuanto más piensan lo que han de hacer, mayores dudas les asaltan, y cuanto más consultan, menos clara ven la dificultad con que tropiezan.
Los estudiantes adecuadamente orientados, tanto en primaria como en secundaria muchos de ellos se caracterizan por su habilidad en hacerse cargo de las circunstancias y dominar rápidamente la situación en que se hallan por comprometida que parezca, obran ante el peligro con visión clarÃsima de su verdadera magnitud, sin vacilar un punto y llenos de confianza en el resultado, Los que asà lo hagan triunfarán.
Algunos estudiantes parecen nacidos para vencer, donde quieran que vayan son dueños de la situación, estos estudiantes tienen gran confianza en sà mismos y están convencidos de que son capaces para vencer cuanto obstáculo se les presente y que el vencimiento es su riqueza. En todas ocasiones y circunstancias obran como si su acción derivase de fuente de todo poder y se colocan al nivel de cuanto emprenden, por arduo que sea.
La gloria del estudiante no está en no haber caÃdo nunca, sino en levantarse cada vez que cae. Nada le es imposible al estudiante de voluntad, cuando aparece un estudiante de espÃritu resuelto, es curioso ver cómo todo se aparta para abrirle paso.
Para llegar a hacer fortuna, todos los valores mencionados arriba sirven, además Gedeón, Juez de Israel, consagró con su inagotable capacidad mental, esta verdad: que para llegar a hacer fortuna es necesario nacer pobre, sin embargo esta apotema tiene un alcance filosófico e histórico más profundo de lo que parece. Representa la apologÃa del esfuerzo. Quien nace en la opulencia se contenta por regla general, con la situación que le regalaron sus antecesores. No tiene al parecer, razón alguna para buscar satisfacción de sus deseos en otros terrenos distintos de la fortuna, como el trabajo en sus distintas formas, el hacer algo en favor de los demás. Por el contrario, quien nace pobre se ve incitado, por la fuerza misma de las cosas, a la lucha por la vida, poniendo en acción todas las energÃas de que dispone.
Innumerables son las luchas y triunfos de quienes nacieron predestinados a vencer. Por poderoso que sea el genio, jamás prevalece sin el impulso de la voluntad, a las más altas dignidades de la sociedad humana.
(*) Profesor normalista
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