Que se pierda un lago, es un hecho poco común, pues las condiciones naturales casi siempre permiten que este tipo de "espejos naturales" se mantengan asà sea con una disminuida cantidad de caudal, pero no al extremo de desaparecer, como lo que se registró con el lago orureño.
La sumatoria de hechos incluye por supuesto las condiciones naturales y el efecto de los fenómenos de El Niño y La Niña, contrapuestos pero igualmente letales para el Poopó, por un lado las lluvias fuera de temporada y por otro una prolongada sequÃa que fue reduciendo la superficie de agua, hasta dejar el lago convertido en un reducido "humedal" o peor aún en un gran charco mineralizado.
Se asegura que no faltaron recursos económicos para el mantenimiento del importante lago, pero según los pobladores del sector y especialmente los pescadores, fue dinero que no se utilizó correctamente, se desvió a otros programas, en la región, pero descuidando el mantenimiento de las fuentes de provisión de lÃquido al Poopó. No se hicieron trabajos de canalización, no se mejoró la calidad y condición de corrientes próximas y menos se cuidó la posibilidad de aprovechar el agua de lluvia que finalmente se evaporó, ante el paulatino deterioro de las fuentes que regularmente aprovisionaban de agua, incluyendo la contaminada proveniente del sector minero.
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