Martes 14 de junio de 2016
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Formar docentes no es un emprendimiento sencillo porque, además de la imprescindible vocación y entrega total a la transmisión fiel de los conocimientos a los estudiantes, el docente debe remozarse periódicamente, que es el resultado de una evaluación cotidiana, profunda y severa.
Hoy, la educación superior debe constituirse en el tránsito fundamental para formar excelentes, honestos e innovadores profesionales, equipados de una visión crÃtica sobre los desafÃos y competitividad en la profesión elegida.
Con la esperada inclusión de la diversidad étnica, la asunción del concepto y la práctica de la interculturalidad por el docente es conditio sine qua non (condición imprescindible), para enseñar, además de sentir y emocionarse con la interculturalidad que engrandece a nuestro paÃs, social y económicamente, erradicando todo atisbo de discriminación. El docente debe integrarse a la psicopedagogÃa en la educación superior, porque además de constituir un instrumento de valoración de la inteligencia y de las teorÃas destinadas a la acción en el proceso enseñanza-aprendizaje, la psicopedagogÃa amplÃa el entendimiento como metodologÃa, es decir, señala los caminos necesarios a seguir para lograr las aspiraciones sociales, polÃticas, ontológicas y epistémicas.
