Sábado 11 de junio de 2016
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Se aproxima otro aniversario de la protección al trabajo infantil y, es preciso, enfatizar sobre el cumplimiento fiel a las prerrogativas de la OIT. La Organización Internacional del Trabajo determina la edad hasta los 18 años como consideración de niño; hace unos meses se celebró el DÃa del Niño, sin que esta fecha conmemorativa sensibilice efectivamente a los Estados para mejorar la situación y velar cotidianamente por la vida de los niños, verdadero y único filón del futuro de los pueblos, que siguen siendo explotados, basta sólo escribir la espeluznante cifra de 169 millones de niños que trabajan o son obligados a trabajar en el mundo.
Las peores formas de trabajo infantil que causan desesperanza y dolor en el ser humano sensible, son aquellas que obligan a los niños a trabajar en la minerÃa y en las labores extractivas, altamente peligrosas y con inevitables consecuencias en el desarrollo biológico del niño; los que, obligados, trabajan en las diferentes modalidades de prostitución y trata de los mismos, para satisfacer la demanda de sujetos depravados obsesos por relaciones sexuales con niños y niñas vÃrgenes.