Jueves 09 de junio de 2016

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La visita del ex presidente uruguayo José Mujica, sirvió para que nuestros dignatarios dejen de ser arrogantes y miren hacia arriba para recordar que alguien nos ve y siempre nos cuida. Ese es Dios, el Ser Supremo que trae esperanza a un mundo cargado de ansiedad buscando los caminos de amor y comprensión.
Dentro de ese esquema, la ciudadanÃa se halla preocupada porque a lo largo del actual periodo presidencial se haya botado al basurero propuestas constitucionales que fueron la base para encontrar la paz y reconciliación.
Son los propios obreros y campesinos que están molestos por haberse dado paso a una izquierda hÃbrida en el gabinete de don Evo Morales, constituyendo esa medida un error histórico y conceptual, porque el desempeño de los ministros es una clara demostración de incentivar la división en el paÃs profundizando la confrontación racista entre el campo y la ciudad.
Frente a esa realidad, de manera peligrosa, el entorno gubernamental viene aplicando un proceso de meter miedo en la población para silenciarla, utilizando a los organismos encargados de defender a la sociedad, como fuerzas de represión al brindar un maltrato psicológico y fÃsico contra toda persona de la clase media, trabajadores o indÃgenas que discrepan con la forma de administrar el Estado, cumpliendo asà el mandato de quienes abrazan el socialismo Siglo XXI, cuyo libreto es hacer caminar a todos sobre una cornisa triste, tétrica y melancólica, sin derecho a reclamar su deseo de vivir en unión y armonÃa.