Una carretera en particular, La Paz - Oruro y un sitio trágico, El Tholar sumaron víctimas fatales por graves accidentes de tránsito registrados en tiempo relativamente breve, una semana, alarmando a la ciudadanía y preocupando a las autoridades encargadas del control policial.
De acuerdo a los informes preliminares las causas fueron exceso de velocidad y falta de precaución en conductores de omnibuses y camiones protagonistas de los lamentables hechos. La carretera hacia los Yungas de La Paz también fue escenario de otros accidentes, en suma, los problemas siguen y tal parece que en los más recientes y penosos accidentes no existió la causa que generó un Decreto con fuerte sanción para conductores ebrios.
Los informes policiales de seis accidentes ocurridos en una semana, atribuyen las causas a errores humanos de conductores “sobrios”, pero en algunos casos cansados por exceso de trabajo continuo y sin relevo, situación de la que hay que culpar directamente a propietarios de las empresas de transporte.
Más cruces a la vera del camino recuerdan accidentes que cobraron la vida de muchas personas, unas inocentes, se trata de los pasajeros, otras con el peso consciencial de errores o abierta irresponsabilidad, con severas secuelas si no pierden la vida pero quedan inhabilitados por siempre, es decir que en todos los accidentes hay víctimas, cuyos daños son cubiertos por un seguro, pero nunca en la proporción del daño causado.
Cuando se analiza el problema en su verdadero contexto saltan varios elementos que posiblemente son reconocidos en algunas esferas, pero de manera oficial son eludidos porque las responsabilidades deberían también sancionar a quienes de forma directa o indirecta no cumplen con sus deberes y son causa y efecto de lo que acontece en las carreteras.
Algo que no se puede omitir es la falta de control policial, concretamente de la “patrulla caminera” que tiene muy pocas unidades motorizadas y un personal también reducido, ambas condiciones negativas como para ejercer controles de velocidad y del estado de trabajo de los conductores. Efectivos policiales deben efectuar severos controles desde las terminales, retenes y en forma constante en las carreteras, sólo así se puede regular al transporte y garantizar la vida y la integridad de personas que abordan cualquier tipo de movilidad.
Otro detalle importante es el estado de las carreteras, en el caso de los Yungas, con fallas en su estructura y en lo que corresponde a la angosta vía entre La Paz y el resto del país, por supuesto que se trata de su obsoleta dimensión, con estrechas franjas de rodaje y pocas posibilidades de maniobrabilidad en la ruta. Menos mal que se ejecutará la construcción de la doble vía que significará parte de la solución a los graves problemas de tránsito.
Disminuir los accidentes a la mínima expresión tiene que ser responsabilidad conjunta de empresarios del transporte, choferes, policía caminera, servicio de caminos, en todos los casos cumpliendo normas impuestas, respetando los derechos ciudadanos y evitando excesos de todo tipo. Ya es tiempo que la dotación de unidades motorizadas sirva a la policía caminera para que precautele en carreteras el buen servicio de todo tipo de transporte.
Fuente: LA PATRIA
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