A lo largo de la historia se ha podido advertir un hecho controvertido, relativo a la falta o poca preminencia de la participación de la mujer, sea urbana o rural, cuya clase social a la que pertenecÃa ésta también era una limitante para su actuar en campos laborales, polÃticos; es decir la actividad diaria social que pueda costear su supervivencia rompiendo el lazo de dependencia económica reflejada en la figura de un padre, esposo, concubino, existiendo conductas misóginas que van coartando la participación activa de las mujeres por ejemplo: en la conducción de un Estado; ocupación de cargos jerárquicos en Instituciones públicas, privadas en los que la presencia femenina resultó escasa; también en la asunción de polÃticas sociales, económicas. Sin embargo, con el correr de los años van en disminución los paradigmas de otredad, aunque no anuladas del todo, asà se pueden advertir hechos coyunturales que se irán transformando en estructurales, que con el correr del tiempo cambian la idea de considerar a mujeres rurales y urbanas en situación inferior a la del sexo opuesto o disminuyendo brechas de participación entre personas que habitan en el campo o ciudad.
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Este proceso de reconocimiento de buscar igualdad se manifestará a partir de diferentes movimientos, entre ellos el feminismo liberal que propugna un trato igual entre hombres y mujeres en el reconocimiento de sus derechos civiles, para que las mismas puedan acceder a idénticas oportunidades de trabajo y similar remuneración conforme a las actividades que desarrolla, las manifestaciones, darán lugar a implementar polÃticas públicas en los Estados, a partir de la promulgación de disposiciones legales, ratificación de Tratados y Convenios Internacionales como aquella que adopta la igualdad de género como principio jurÃdico universal, reconocida en diversos Textos Internacionales sobre Derechos Humanos, es decir la "Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer" (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1979); también la cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer en 1997, que por medio del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (Ecosoc) implementará el término transversalización como estrategia de lograr la igualdad entre hombres y mujeres mediante un trabajo mancomunado en esferas polÃticas, económicas y sociales y asà se tenga la participación conjunta en elaboración, seguimiento y evaluación de programas y polÃticas, evitando disparidades en razones de género; continuando con el quehacer de la igualdad surgirá la alternancia, propuesta que tiene como objetivo fundamental lograr la participación de las mujeres en cargos de elección popular, aspectos que pueden observarse en varios paÃses de Latinoamérica ,que tienen como representante del órgano Ejecutivo a lÃderes mujeres a las que se confÃa la administración del Estado al que representan.
Si bien es cierto que se pretende garantizar la concurrencia plena de hombres y mujeres en igual condición y número, la realidad nos muestra que falta mucho por concretizar la verdadera y plena inclusión de mujeres cuya presencia no basta, y actitudes del entorno que las relega ante posturas persistentes de carácter arraigado en el machismo, sin tomar en cuenta que en cuestiones de género no existen diferencias de sexo, igualmente aún falta trabajar en la institucionalización de espacios para la toma de decisiones, mientras no se logre eliminar prejuicios sobre la condición superior o inferior de miembros que forman parte de la sociedad, será también menester diferenciar lo siguiente: por la alternancia se reconoce la equidad como principio ético en la participación del constructo social mediante la aplicación justa de igualdad, trato equitativo entre hombres y mujeres; empero es imprescindible combinarla con la transverzalización aplicando la igualdad formal, aquella contenida en disposiciones legales y la igualdad real que concede los mismos derechos las mismas oportunidades que dependen del contexto en el que se habita, económico, cultural, social, étnico y polÃtico sin diferenciar el sexo al que pertenecen los actores, será entonces el Estado en ejercicio de su poder quien deberá incluir mediante la asunción de polÃticas públicas, la creación de condiciones para paliar diferencias otorgando idénticas posibilidades de desarrollo, personal, polÃtico, económico.
(*) Abogada-Arquitecta
fab_arq@hotmail.com