Loading...
Invitado


Domingo 22 de mayo de 2016

Portada Principal
Cultural El Duende

Homenaje a El Duende

22 may 2016

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Resulta para quien escribe estas líneas enorme satisfacción la aparición del número 600 de "El Duende". Un fantasma pequeño, dotado de un chambergo y zapatos puntiagudos, con una faltriquera al hombro cual bagaje misterioso. De esa bolsa esparcirá al jardín donde esperamos, las letras y frases devenidas en manjares para todos los gustos, mientras un grillo nos deleita con su viola y las abejas rondan por espacios floridos. Esta labor la realizará él, este personajillo quincenal. Un homenaje grande a madre natura que dotó a los hombres de la calidad superior para atravesar las redes del conocimiento y culminar con la creación de excelsas obras.

El Duende contiene una minuciosa selección de trabajos debido la calidad y altura de los autores. Encontramos allí obras referidas a la historia, filosofía, antropología, sociología, poesía, cuento, incluso mística y leyenda. Leer las páginas de este órgano literario es respirar una atmósfera de fruición inefable, como cierta vez afirmara Augusto Céspedes. El que se haya incorporado en su última página la Historia a través de envíos epistolares, resulta también un acierto. Tal es el concurso de trabajos buenos que El Duende ha tenido que extenderse cuatro páginas más.

Durante la última temporada, semejante a una fiebre de rock, ha surgido en el país una ola de escritores, casi todos novelistas, quienes inciden en su jactancia por su segunda o tercera producción en tanto algunas empresas editoras toman el asunto como río revuelto, probablemente porque tanto escritores como editores buscan un status prominente. A propósito, el escritor Jaime Nistahuz, afirma en un diario paceño que: "Escribir más de lo que se lee es tan malo o peor que publicar por publicar a manera de competencia? Y continúa: No sé si usted ha notado últimamente la competencia que hay entre las editoriales. Lo triste es que la competencia está en quién publica más, ya hemos sacado cincuenta títulos, pensamos llegar a los setenta hasta fin de año, dice un editor, entusiásticamente. Luego cita una novela como ejemplo en la que, parafraseando graves errores, la apostrofa. El Dr. Hugo Celso Felipe Mansilla escribe: La literatura boliviana ha sido tributaria de modas ideológicas relativamente rígidas, que prescribían temáticas como el proletariado minero o los estratos campesinos y, en ese marco, el enaltecimiento de las luchas de ambos sectores contra la perfidia de las élites. Apenas hubo concluido esta tendencia dogmática alimentada por un marxismo purificado de todo factor crítico, la literatura, las ciencias sociales y el sentido común intelectual de la sociedad boliviana se entregaron de lleno a otra moda no menos dogmática, el relativismo cultural en el marco del posmodernismo, donde todavía se encuentran. Con el riesgo de una grave equivocación, afirmo que en ambos casos la literatura resultante ha tenido un carácter que podríamos calificar provinciano o pueblerino. (?) Los pensadores y escritores que están de moda, creen que plegarse a una moda y mimetizarse con la corriente dominante, es un acto de notable sabiduría. Como no conocen el principio moderno de la crítica, no tienen una relación distanciada, lúdica e irónica con respecto a sus propias personas y obras. Están enamorados de sus libros y encantados con el reconocimiento público circunstancial (?) La astucia momentánea es muy superior a la inteligencia innovadora. Entonces la necesaria preocupación de las cosas pequeñas de la vida diaria se transforma en la celebración de las banalidades, en la alabanza de lo vulgar en el canto de lo efímero y lo fortuito. Nuestros escritores suponen que todo esto lo profundo, lo genuino y lo importante. Para ellos el centro del mundo está en el comportamiento de los grupos juveniles marginales, en el ámbito de las modas musicales o artísticas del momento o en extravagancias de todo tipo. Y se puede percibir que siempre existe un público que, en el fondo, no lee libros de ninguna clase, pero que aplaude sin criterio cualquier manifestación pseudo artística que superficialmente parece trasgredir las reglas éticas de un tiempo y de un lugar. (?) (El Duende, No 598)

He insertado esas dos críticas con el propósito de reafirmar mi criterio positivo sobre la metodología de selección de trabajos que sigue El Duende. Este órgano presentará su edición Nº 600, lo cual se constituye en acontecimiento extraordinario para la cultura literaria de Oruro. Demostrará el tesón, la voluntad y facto de quien mantiene vivo a este fantasma pródigo de las letras. El Duende nació virtualmente en una galería de arte que Álvaro Antonio González Aramayo había creado como "Café express", con el propósito de concentrar a los amigos ávidos de café, cerveza y diálogo? Junto al poeta Alberto Guerra, convirtieron dicho lugar en centro de reunión de toda actividad cultural con el apoyo financiero de Johnny Camacho y Marcos Zapata. Allí estuvieron poetas y escritores como Eduardo Kunstek, Edwin Guzmán, Benjamín Chávez e Iván Decker. Se expuso el arte de varios pintores, tal el caso de Alberto Medina; estuvo Gonzalo Cardozo con su creación genuina, incluso se mostraron cuadros clásicos de la Universidad. Así nació El Duende. Alberto Guerra le puso el nombre. Se creó el logotipo y definió su frecuencia de apariciones.

El Duende, como personaje legendario, ha encarnado larga vida y la seguirá teniendo mientras camine por la dialéctica de las letras. Por ello, debemos agradecer al ingeniero Luis Urquieta Molleda, Presidente de la Fundación Cultural ZOFRO, por el financiamiento íntegro de este vocero. Me adhiero al homenaje felicitando además a sus colaboradores Benjamín Chávez, Julia García y Erasmo Zarzuela.

Vicente González-Aramayo. Oruro, 1932. Escritor, novelista y cineasta.

Para tus amigos: