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Domingo 22 de mayo de 2016

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Cultural El Duende

El Duende y su aporte trascendente a la cultura

22 may 2016

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Corrían los días de 1988. Una noche de junio de ese año, como para compensar el frio invierno, en la ciudad de Oruro se encendió el fuego en el que cobró vida un duende. Voces en distintas latitudes del país decían, con ánimo sugestivo, "apareció el duende" y "reaparecerá cada quince días". Las expresiones se extendían y generalizaban. No se divulgaba una superstición ni una abusión, el mítico personaje era el nominativo y el emblema de una publicación periodística de carácter cultural. Nació como necesario suplemento del periódico La Patria, dirigido por el prestigiado periodista Enrique Miralles. La trayectoria de "El Duende" con fascinantes detalles, la describe, en esta edición, su director, genuino impulsor de diferentes manifestaciones de la cultura, Luis Urquieta Molleda.

En ese largo recorrido abordando diferentes manifestaciones en sus variadas modalidades, como en muchas actividades de esta naturaleza, al principio no fueron ajenas las dificultades. Particularmente, la materia cultural no tiene una demanda masiva y sus promotores tuvieron algo así como una idea fija en el terco empeño de hacerla estimable en la colectividad. Por eso mismo corresponde reconocer su constancia que se deriva de convicciones y vocación. El aserto lo demuestran sus seis centenares de números publicados hasta ahora.

El Duende, este mes alcanza el número 600 de sus publicaciones. Semejante cantidad de ediciones pueden ser apenas un mínimo porcentual de un suspiro en el curso del tiempo, pero en la vida de un órgano periodístico de tal índole, es decir cultural, es enormemente significativo. La prolongada vigencia de "El Duende" no es casual ni de ocurrencia repetida; en la sucesión de sus números revela entrega de amor a los quehaceres culturales.

Es evidente que en un medio impreso cuenta la labor de un equipo -creativos y técnicos-, sin embargo los lineamientos puntuales y la dirección son decisorios para la obtención del producto final. Regularmente en esos afanes está presente Luis Urquieta Molleda, de profesión ingeniero, con sensibilidad particular, de ahí que apreciamos en sus contenidos que se enaltece la crónica, el comentario y la noticia. Y junto a su pensamiento y sentimiento está el acierto de elección y selección, no solo en textos sino también en imágenes como la del pintor y dibujante Erasmo Zarzuela, constante ilustrador de El Duende", de quien la Fundación Cultural ZOFRO publicó un libro con una semblanza y parte de las obras del calificado artista plástico.

Con el caso referido podría pensarse que Urquieta, como presidente de la Fundación Cultural ZOFRO -otra iniciativa suya- apuntaló a uno de sus inmediatos colaboradores, pero su panorama es más amplio y su acción generosa. Muchos autores de la literatura nacional y regional están en testimonios de las páginas de "El Duende" y en libros patrocinados por la Fundación de quienes especialmente dedicaron su talento e inquietudes a los aspectos históricos y antropológicos de Oruro.

Entre los rasgos singulares de El Duende, hay que poner de relieve que si bien comenzó con sencillez, en la ardiente fragua de su evolución fue avanzando en varias dimensiones: no sólo cambió y amplió su formato original sino que creció y enriqueció el sustancioso contenido de cuanto ha venido incluyendo. Otra característica es que no se trata de una publicación fugaz que acompaña perentoriamente, que una vez que se la lee se la descarta. Tiene otra utilidad por ser coleccionable con cabida en bibliotecas personales y en centros donde se imparte enseñanza u otras instituciones.  

Hemos conocido también en Luis Urquieta al desprendido colaborador de diferentes publicaciones en su calidad de autor de prólogos que le solicitaron para encabezar algunos libros. Refinado en sus escritos, tanto en el enfoque como en la forma y la comprensión de la vasta cultura intelectual, ese es, sin duda, otro rasgo de su personalidad reflejada igualmente en "El Duende".

Alguien acuñó la frase "son más importantes las fricciones políticas y hasta las peleas callejeras que la estimación de las manifestaciones del arte y la cultura", quizás sea una exageración, pero en gran parte de la sociedad así es. Ahora, en el torbellino del periodismo diario, sin tiempo, son pocos quienes dan prioridad y lugar en sus tareas cotidianas a las actividades que alimentan el espíritu como lo hacen en esta publicación quincenal que inclusive reclaman aparezca con más frecuencia, precisamente por dar a sus producciones una fuerte densidad intelectual y, por otro lado, un calor afectivo de humanidad. El hecho de ponderar el número 600 de "El Duende" vinculado indisolublemente a su principal artífice, no es nada más que resaltar una marca en el camino. O lo que es lo mismo en su vigencia que puede ser augural para su continuidad. Sigue circulando y en buena hora porque, coincidiendo con su gestor y director, consideramos que "la cultura es el vehículo promotor del desarrollo humano".

Mario Castro Monterrey.

La Paz, 1938. Escritor y periodista.

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