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Domingo 22 de mayo de 2016

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Cultural El Duende

Desde la casa común

22 may 2016

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El duende es una quimera, una ficción que se constituye generoso, en el espíritu del pueblo, sublimando su carácter y agudizando sus sentimientos de solidaridad y ternura; se le confunde a veces, con algún ser maligno, diabólico, cuando más bien simboliza dignidad y pureza: de carácter jovial, inventa bromas que atañen especialmente a mujeres jóvenes y le gusta mezclarse en los juegos de los niños protegiéndolos y deleitándoles con sus aventuras en delirantes sueños de ilusión y fantasía.

Alberto Guerra G. Oruro, 1930-2006.

El trasgo orureño tiene la suya propia; esto es, que sus editores erogando quién sabe cuánto dinero, se aseguran de que el vocero literario llegue mediante envíos de cortesía a cada uno de los intelectuales, escritores y poetas más conocidos, lo mismo del país que a residentes en el resto de América y de algunos países de Europa. Todo un acierto que cuesta sus buenos duros.

Ángel Torres S. Periodista,

Oruro, 1930-2014.

Mantener una publicación de calidad con un contenido de las más elevadas cualidades del pensamiento y que esté vigente en el papel impreso, no es tarea fácil, requiere de alguien se dedique con pasión y tenacidad a una causa que ennoblece por su naturaleza y sus objetivos. Y ese alguien no es otro que el Ing. Luis Urquieta Molleda, que siendo su profesión emparentada con las matemáticas, las reglas y los compases tiene por natural vocación el cultivo de la literatura. Esta inclinación a las letras además, le ha conferido la responsabilidad, voluntaria, de financiar la publicación con sus propios recursos. Un verdadero Mecenas en la ciudad Altiplánica de Oruro.

Gustavo Zubieta C. Oruro, 1926-2015.

En mi opinión, no se ha destacado lo suficiente el aspecto unificador e integrador de "El Duende", quien, con su sombrero alado y su picardía, ha llegado hasta los benianos, los tarijeños, chuquisaqueños y a todos los demás intelectuales de este nuestro querido país, tomándolos en cuenta, tanto como escritores como también como lectores, sin discriminación de ninguna clase, como debería ser siempre.

Gladys Dávalos A. Oruro, 1950-2012.

Un buen día de frío invierno, el duende y Alberto Guerra se fueron al Bar Huari donde los esperaban los danzantes Luis Urquieta, Benjamín Chávez, Edwin Guzmán, Erasmo Zarzuela y la encantadora china Julia García; entre abrazos dieron real nacimiento, bautismo y bendición a El Duende, deseándole ¡salud! ¡No era para menos! Juntos levantaron sus copas cósmicas y sellaron su amistad con un brindis, un rostro asado y al amanecer, con un api en el Fermín López y la Ranchería.

Gustavo Lara T. Oruro, 1934-2014.

En Oruro siempre hubo gente capaz de hazañas tales. El brazo que trozaba rocas para extraer ingresos también pulsaba liras. El puño que pugnaba por forjar industrias trazaba a la par sueños en papel, caballete y pentagrama. Nunca se entregó este pueblo a la codicia con ceguera. En lo alto del empeño mineral brilló siempre el reclamo del espíritu, la canción del alma en el crisol del alba. Es esa tradición de conjugar lo físico con lo inmaterial uniendo piedra y cielo, amalgamando sudor con embeleso, la que ahora rescata y perpetúa ´El Duende´ de Lucho y sus cofrades de locura loable. Añado hoy la convicción de que el literato empresario Luis Urquieta ha llegado a ser, por tanto, un paradigma de la orureñidad."

Luis Ramiro Beltrán S.

Oruro, 1930-2015.

En Oruro hay un duende que se complace dialogando con la materia, por eso mora en los socavones, y con su habilidad logra que la estética de los hombres no se entierre, más bien gane los aires -no hay asfixia si sale el hálito- para fortalecerse por momentos, y otros, desvanecerse para repensar algunos temas; no quiere vaticinar las desgracias venideras, más bien legar una afición especial por los sentimientos nobles.

Alfonso Gamarra D. Oruro, 1931-2014.

Pienso que el metro del caso es el que emana de la simple constancia de una batalla quincenal, dada a pecho descubierto, sin aplausos. Como siempre, este tipo de combates tiene su Quijote, el Ing. Luis Urquieta, tan discreto como eficaz. Y hablando de eficacia, tampoco podría callar la ayuda sistemática que él y El Duende reciben de Julia García, cuyos casi ilimitados recursos más de una vez me han dejado estupefacto. En lo que le concierne personalmente, el Tambor Vargas se siente honrado de haber entrado a formar parte de quienes se incorporaron a tamaña aventura. Sabe muy bien que nadie es eterno: también él un día publicará la que resulte su postrera colaboración; y seguramente otros vendrán a llenar el vacío que habrá dejado. Pero nadie ni nada le podrán quitar lo ya bailado.

Josep María Barnadas. Cataluña, 1941 - Cochabamba, 2014.

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