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Domingo 22 de mayo de 2016

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Cultural El Duende

El Duende iluminado 600 veces por El Faro

22 may 2016

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Erigido entre viviendas, almacenes y mercados, el perfil del Faro de Conchupata retiene la historia del pueblo orureño y de Bolivia toda. Cerca de las nubes, como se lo ve desde el terraplén de las calles, todavía vibra el alma de un pueblo entregado al trabajo y la cultura. Esa luminaria, proyectora de luz, también resplandeció los primeros años de un vocero literario denominado El Faro, porque desde sus columnas culturales dejó apreciar los destellos de la mente creativa de los escritores bolivianos, amplificando sus resplandores con el aporte de figuras estelares de las letras universales.

Por algunos años el portavoz cultural mantuvo ese nombre. Después vino la sorpresa. Los altos ventanales de edificios cercanos y llenos de luz, como el cielo invernal de nuestro altiplano, alumbraron la silueta de un personaje desconocido: Rostro protegido por un sombrero de ala ancha, cuerpo provocativo, piernas delgadas y manos con dedos separados. No podía ser otra cosa que un duende; sí, era El Duende que a través de los años alcanzaría respeto y prestigio por la autoría de narradores, poetas, investigadores, historiadores y analistas que llenaron las columnas de cada ejemplar literario, lanzado a las calles quincenalmente.

La presencia de ese aparecido fue sumando pensamientos profundos expresados para miles de lectores. Voz hecha palabra de cada escritor; eco permanente al trazar cada rostro conocido ya grabado en nuestra memoria a través del tiempo, particularmente de aquellos que ya no viven entre nosotros, y, sin embargo, El Duende nos acerca a esas figuras inolvidables: Luis Ramiro Beltrán, Rubén Vargas, René Bascopé. Allí está el gallardo mensaje del intelecto lanzado por años a una labor de difusión literaria. Dialogamos con ellos sintiéndolos presentes en el ámbito de los textos más preferidos.

Una de mis primeras lecturas de El Faro me aproximó a Hilda Mundy; profundidad literaria en una reflexión acerca del Diablo: "No imaginé tu infancia como no se imagina el primer rayo de luz en el cosmos. Te vi, sí, ya grande, horrendamente grande como es el tamaño y la oscuridad de la sombra". La lectura de su poesía transmite una voz de tonalidades menores, propia de intelectuales que dialogan con el alma de los lectores, razón justificada para su repetida publicación, cuando El Duende ya dominaba los centros culturales.

Bajo la luz de El Faro hay nombres, fechas, imágenes, referencias y mensajes que vienen de lejos para reconfortarnos en la soledad y el silencio, agrandando recuerdos capaces de trazar un rostro sonriente, propio de un nuevo encuentro entre las sombras; mas de pronto, los ejemplares literarios que tengo ante mí, cambian de nombre, y sin perder su resplandor, asoma El Duende introduciéndose en mi biblioteca; ese duendecillo que estará por siempre encendido por la luz del faro, ya me acompaña muchos años.

Escritores, periodistas, historiadores y pensadores plasman ideas en estas páginas indelebles: Saturnino Rodrigo, Rafael Ulises Peláez, Pablo Arrieta, Carlos Loayza Beltrán, René Zavaleta Mercado, Eduardo Ocampo Moscoso, Josermo Murillo Vacarreza, Cristóbal Molina, Manuel Sanzetenea, Guido Calavi, Zenobio Calizaya y un centenar más de consagradas plumas. Los poetas recrean las páginas con su estilo y la singular manera de apreciar la naturaleza, el amor y lo desconocido: José Encinas Nieto, José Víctor Zaconeta, Luis Mendizábal Santa Cruz, Julio Ameller Ramallo, Alcira Cardona, Jorge Calvimontes y Zenobio Calisaya entre otros, quienes dan frescor a las nuevas páginas.

Los intelectuales mencionados fueron los que escribieron en las ediciones de los primeros años, porque después se vino "la carga de los 600" con nombres de antología y lozanos pensamientos, sin otro propósito que dar empuje, solidez y prestigio a El Duende, labor conseguida y reconocida, dadas las inquietudes de los creadores de estas páginas literarias.

No puede sorprender a nadie la vecindad entre escritores bolivianos y extranjeros, porque la pluma universal también acoge a nuestros literatos en países del mundo. De igual manera cabe tener en cuenta que no todos tienen acceso a los libros, por tanto, es valiosa la reproducción de ediciones escritas por Kafka, Unamuno, Carpentier, Camus, Borges, Cortázar, Vargas Llosa, entre otros famosos.

Todo comienzo es complicado, pero si existe voluntad y constancia, las simientes dan sus frutos y los granos reverdecen y se transforman en mensajes, orientación y placer para la lectura. Ahí está el nombre de Luis Urquieta Molleda, pilar de estas publicaciones y quienes junto a él, son los portadores de voluntad y capacidad para salir airosos: Primero fueron Alberto Guerra, Edwin Guzmán, Eduardo Kunstek y Berny Salinas, y ahora Erasmo Zarzuela, Benjamín Chávez y Julia Guadalupe García.

El Duende llega a la edición 600 en 24 años de existencia. Propósito logrado. Aporte altamente valorado en la difusión de la cultura, al incluir, además, valiosas referencias sobre música y artes plásticas, tarea merecedora de los más altos galardones que otorga Bolivia.

Mario Ríos Gastelú. Oruro, 1931. Escritor y periodista cultural.

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