Oscar Arze Quintanilla. Cochabamba, 1930. Antropólogo. Miembro de UNPE Cochabamba.
El Duende - Mirabilia
"El Duende - Mirabilia" o si se quiere "El Duende - Milagro". Adjetivos para quien ha sido capaz de sobrevivir seiscientas apariciones en veinticuatro años de militancia indeclinable en el campo cultural.
En un país capturado -como algunos en el mundo- por la charlatanería impostora, la mentira política, el canibalismo ideológico, los racismos de antiguo y nuevo cuño, no puede ser sino sobrenatural que esta larga existencia haya oxigenado el ominoso ambiente y acogido en sus páginas el pensamiento, la memoria y la imaginación creadora que ahoga esa inundación de sociologías y antropologías al uso.
"El Duende" honra al país en compañía de contadas publicaciones que rompen la maldición de lo efímero. Se lo espera siempre con ansiedad para respirar un aire más puro.
Por eso mismo, nunca será bastante el agradecido elogio a sus fundadores y a quienes lo mantienen hoy con fervoroso y desinteresado talante.
Antonio Terán Cabero.
Escritor y poeta cochabambino (1932).
24 años del Duende literario
Merecido festejo de celebración por la vigencia ininterrumpida de aporte a la cultura del país.
Sin temor a equivocarme, EL DUENDE se constituye en el único suplemento literario-cultural con presencia local y nacional con casi cuarto siglo de existencia.
Seiscientos números de valiosa colección, nos invitan a los escritores y asiduos lectores, adherirnos a tan grata ocasión y, FELICITAR a sus gestores e impulsores -de ayer y de hoy- que cada quince días nos ofrecen información literaria y cultural: Al mecenas de la cultura Don Luis Urquieta Molleda, quien sostiene al Duende de la mano de nuestro matutino La Patria, y a todos sus colaboradores.
Gracias por ser los Quijotes que transmiten las letras en un país donde la cultura siempre ha sido relegada. Sigan con el mismo empeño y voluntad nutriendo nuestro desarrollo intelectual.
¡FELICIDADES DUENDE!
Milena Montaño de Escóbar.
Secretaria General PEN-Bolivia, Centro Oruro.
El Duende, raro placer
Entre una luna y la otra, cada quincena, sombrero gigante y abrigo de letras, se nos aparece El Duende. Raro placer, el ser, y sus doce páginas. El tropezón y la magia con sus secretos, la increíble estantería abreviada en dosis de paráfrasis y énfasis, una puerta de eternidad, una frase. Un profundo eco de galería, una imagen y su homenaje presente, constante y consecuente. Un tamborileo ya de hojalata o de José Santos Vargas. El vicio tan dulce y la escritura amarga. La convivencia de un premio Nobel o el cálido suspiro que rescata del olvido a un solemne desconocido. El caracol del tiempo a toda prisa y toda la brisa de Oruro arremolinando nombres, conjuntos, soliloquios, coloquios, gravedades extensas, para llegar a la tierra baldía de los poemas. Así, El Duende asume sus números y años, así sobre su nube de colores de ilustraciones del maestro Zarzuela. El Duende, héroe y veterano, engalana su luenga barba, calza sus puntiagudas zapatillas y ajusta la hebilla de su sombrero de ala gigante, bajo la que crecen las flores, la hierba, la paja y los verbos.
Sergio Gareca Rodríguez. Oruro, 1983. Premio Nacional "Poetas Jóvenes de Bolivia" (2010).
Epístola al Duende
En su Sexcentésimo No.
Caro Duende, reverente, saludo,
la sexcentésima
de tus apariciones;
tan vital como el Fénix del Escudo,
tan pleno de saber y de emociones,
que suena a maravilla,
haciendo palpitar los corazones
de quienes hijos somos de la Villa
fundada por Manuel Castro y Padilla.
Saludo, yo, tu legendaria estampa;
la lumbre de tus ojos;
el enorme chambergo,
ribeteado de plata;
la amplia capa de forros escarlata.
Tu alegre carcajada que, en la pampa,
se extiende y se dilata.
Saludo tus enojos,
tu encono y picardía.
Tu humor
y tu trapacería.
Lo digo sin rubor y sin sonrojos.
¿Cuál es tu estirpe, Duende de la Villa,
que fundara Manuel Castro y Padilla?
¿Provienes de algún trasgo castellano?,
¿de un follet de Cataluña antigua?
¿Eres una estantigua?
¿Un homúnculo que hiciera un alquimista;
una mitad de sabio, otra mitad de artista?
¡Oh, no!, Duende, mi hermano.
Eres duende paisano.
Eres otro villano de la Villa
que fundara Manuel Castro y Padilla.
Y, por lo que conjeturo,
ambos somos villanos de este Oruro.
No eres ningún vestiglo,
ni aquel Diablo Cojuelo,
de Vélez de Guevara.
Tú te fuiste formando siglo a siglo,
como una gema peregrina y rara,
rodeado del misterio, solemne y pavoroso,
de nuestra Serranía Sagrada de los Urus.
Del esplendente espíritu cristiano,
de nuestra Madre Santa,
la máxima y divina
Virgen del Socavón, ¡de Gloria tanta!
Y fuiste, entonces, Duende literario,
sagaz y sabio; vernáculo y risueño.
Con un algo del Tío de la Mina,
¡y un algo extraordinario!...
¡El don de la Belleza y el Ensueño!
Por eso celebramos, al Duende -y sus autores y Mecenas-,
en esta sexcentésima
de sus apariciones.
¡Salud! En nuestra tierra de rosicler y arenas.
¡"Sursum corda"! ¡Elevad los corazones!
Con "el alma tendida como un arco",
te saluda, gentil,
Carlos Condarco.
Oruro, 1947. Poeta, narrador y ensayista.
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