Viernes 20 de mayo de 2016
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A algunos ingenuos, hace diez dÃas se nos ocurrió celebrar el DÃa del Periodista, cuando en verdad los periodistas están en acelerado proceso de extinción. Hasta podrÃa lanzar la tesis de que ya no hay periodismo y que más bien es el tiempo de la comunicación social, como que la Constitución garantiza en nuestro paÃs la "Comunicación Social", como la nueva realidad omnipresente, y que como las universidades no dejan de privilegiarlas como unidades académicas de enseñanza.
Ya no hay periodismo, se acabó hace tiempo. Hoy hay una cosa llamada comunicación social que va dando espectáculo, emociones y especulaciones, en una errada concepción de que todo lo que pasa en el mundo de la farándula, puede extrapolarse al periodismo. El periodismo, aquella actividad que estaba al servicio de los lectores, al servicio de los problemas del paÃs, del interés colectivo, eso ha desaparecido. Los pocos periodistas que quedan -empÃricos, pero maestros de verdad-, están desapareciendo. Paz en su tumba a muchos de ellos.
En sus inicios, el periodista debÃa necesariamente saber de picas, cÃceros, como forma de dominio del oficio periodÃstico vinculado a las artes gráficas. No hay duda que debÃa ser buen escribidor, dominador de la gramática y ortografÃa, además de intuitivo y de honestidad intelectual. Todo ello ha sido superado con la tecnologÃa. Su ecosistema tradicional ha sido destruido, imponiéndose la "caja boba" y la revolución digital, que han diversificado las especialidades de la comunicación social.