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Domingo 08 de mayo de 2016

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Cultural El Duende

Los espejos de Vera Mindlin

08 may 2016

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¿Qué es un espejo? No existe la palabra espejo -sólo espejos, pues uno solo es una infinidad de espejos-. En algún lugar del mundo debe haber una mina de espejos. No se precisan muchos para tener la mina centelleante y sonámbula: bastan dos, y uno refleja el reflejo de lo que el otro reflejó, en un temblor que se transmite en mensaje intenso e insistente ad infinitum, liquidez en la que se puede hundir la mano fascinada y retirarla chorreando de reflejos, los reflejos de esa dura agua. ¿Qué es un espejo? Como la bola de cristal de los videntes, el me arrastra hacia el vacío que en el vidente es su campo de meditación, y en mí el campo de silencios y silencios. Ese vacío cristalizado que tiene dentro de sí espacio para irse para siempre hacia adelante sin parar: pues espejo es el espacio más profundo que existe. Y es cosa mágica: quien tiene un pedazo roto, ya puede ir con él a meditar en el desierto. De donde también volvería vacío, iluminado y translúcido, y con el mismo silencio vibrante de un espejo. Su forma no importa: ninguna forma consigue circunscribirlo y alterarlo, no existe espejo cuadrangular o circular: un mínimo pedazo es siempre el espejo todo; tíresele su marco, y él crece igual que el agua se derrama. ¿Qué es un espejo?: Es lo único material inventado que es natural.

Quien, como Vera, mira un espejo logrando al mismo tiempo la imparcialidad de sí mismo, quien consigue verlo sin verse, quien entiende que su profundidad es ser vacío, quien camina hacia adentro de su especio transparente sin dejar en él el vestigio de la propia imagen, ese entonces percibió su misterio. Para eso se lo ha de sorprender solo, cuando está colgado en un cuarto vacío, sin olvidar que la más tenue aguja delante suyo podría transformarlo en simple imagen de una aguja.

Vera debe haber necesitado de su propia delicadeza para no atravesarlo con la propia imagen, pues espejo en el que yo me vea soy yo, pero espejo vacío ese es espejo vivo. Sólo una persona muy delicada puede entrar en el cuarto vacío donde hay un espejo vacío, y con tal suavidad, con tal ausencia de sí misma, que la imagen no lo señale. Como premio, esa persona delicada habrá penetrado entonces en uno de los secretos inviolables de las cosas. Vera vio el espejo propiamente dicho.

Y descubrió los enormes espacios helados que él tiene en sí, tan sólo interrumpidos por uno que otro alto bloque de hielo. En otro instante, muy raro -y es necesario estar sobre aviso días y noches, en ayuno de sí mismo, para poder captar sucesión de oscuridades que hay dentro de él. Después, tan sólo con negros y blancos, recapturó su luminosidad arcoirisada y trémula. Con el mismo negro y blanco recapturó también, en un temblor de frío, una de sus verdades más difíciles: su gélido silencio sin color. Es necesario entender la violenta ausencia de color en un espejo para poder recrearlo, así como si recrease la violenta ausencia de gusto del agua.

Clarice Lispector. Escritora brasilera

de origen judío (1920-1977).

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