Domingo 08 de mayo de 2016
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Estando Jesús crucificado ya a punto de morir se conmovió al ver a su madre la Virgen María juntamente con Juan, su discípulo amado, juntamente con otras mujeres al pie de la cruz, todos ellos desechos de dolor al ver al Maestro agonizante. ?ste se dirigió a María diciéndole: "Mujer, ahí tienes a tu hijo" y luego habló al discípulo complementando lo anterior: "He ahí a tu madre". Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa (Jn 19:26-27).
Estas palabras de Jesús pueden interpretarse como un gesto caritativo y misericordioso hacia María y Juan para que conformasen un binomio madre e hijo. Pero hay también una interpretación válida de unos desposorios místicos entre Jesús y María, la Mujer constituida como la Nueva Eva que junto al Nuevo Adán, dan a luz a la Iglesia nacida del Corazón traspasado de Jesús agonizante. No olvidemos que, pocas horas antes en la ?ltima Cena, Jesús manifestó su promesa de no dejar huérfanos a sus discípulos, garantizándoles que les enviaría al Espíritu Santo, la Rúaj Divina, para que como una madre les haga renacer en una sola familia.
Ambas promesas son distintas, pero se complementan en el plan de Dios. Jesús sabe que su plan redentor se ha cumplido inicialmente a cabalidad en la cruz y se hará visible en su resurrección y posteriormente en el envío del Espíritu Santo. Ha sido derrotado Satanás, el Ángel Tentador, y será expulsado del Reino de los Cielos, aunque seguirá en la tierra tratando de tentar a los hombres y destruir el plan divino de formar una familia humana de Santidad, Verdad y Caridad. Para ello era importante que los discípulos tuviesen un doble auxilio.
La primera Auxiliadora humana será la Virgen María que como madre será amada y reverenciada por los miembros de la Iglesia que la sentirán muy cercana a sus penas y alegrías, porque ella también los padeció en su vida mortal. Por otra parte la misma Virgen María les ayudará a renacer de la Auxiliadora Divina, la Rúaj Santa, en el bautismo y así formar parte de la Familia Trinitaria. Ambas madres se complementan y de alguna manera se fusionan, aunque sin confundirlas. María es la creatura humana que alcanzó en su vida terrena una santidad inigualable, por lo que Dios la asoció a su propia Familia. En cambio la Rúaj Divina ya desde toda la eternidad formaba parte de la Familia Trinitaria (Sb 8:22; 9:1-6).