La medida que no fue mencionada en los últimos años, fue parte central de un discurso del Primer Mandatario al establecer regulaciones especiales para contrarrestar la deficiencia económica por la que atraviesa el Estado debido a la baja de precios internacionales, especialmente de hidrocarburos y minerales.
Hay un reconocimiento implÃcito por parte de las autoridades del área económica que manejan las finanzas nacionales sobre las restricciones que se presentan en los ingresos que alimentan al Tesoro General del Estado, lo que obliga a tomar medidas de previsión, empezando por instruir en todos los niveles una etapa de austeridad, algo que hasta la gestión en curso no se habÃa mencionado y que muestra una perspectiva de moderación en los gastos fiscales.
Aunque no se especifican de manera detallada aquellos aspectos en los que se aplicará la polÃtica de austeridad, se comienza por congelar rentas, bonos y los sueldos elevados, consignando como parámetro los de 15.000 Bs.- que no sufrirán incremento. Algunos analistas señalaron que hubiera sido más equitativa la medida si se la aplicaba desde los sueldos por encima de los 10.000 Bs.-
En el caso de los bonos, algunos sectores esperaban tener un reajuste asà sea mÃnimo con relación al aumento salarial, pero lo que estaba en duda y parece ya subsanado es el caso de las rentas, especialmente de los jubilados que tendrán un incremento mÃnimo, aunque comprensible en función al recorte que se hará en otros rubros.
Los bajos precios del petróleo afectan de manera directa a los ingresos nacionales y el efecto será más notorio en la economÃa de las gobernaciones y municipios, organismos que deberán regular internamente el manejo de sus fondos, de modo que el incremento de salarios no complique de manera determinante el funcionamiento de las cuentas para la ejecución de obras resaltando una recomendación para que el rubro de inversiones priorice proyectos de beneficio social, dejando de lado temporalmente los gastos excesivos en proyectos de poco impacto colectivo. La austeridad debe primar selectivamente en la ejecución de obras, "absolutamente útiles a la colectividad".
Será importante que gobernadores y alcaldes tomen en cuenta la recomendación de austeridad, para no incurrir en gastos que debiliten mucho más la ya disminuida provisión de fondos por efecto de una menor asignación de fondos provenientes del IDH. Los gastos deben ser utilitarios y no suntuarios, en la idea de asumir un proceso austero que en ejemplo debe partir del Gobierno central y cumplirse en todas las esferas de la administración pública.
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