Jueves 05 de mayo de 2016
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Una verdad de Perogrullo debe decirse sin tapujos: la Casa Nacional de Moneda es más de Potosà que de Bolivia.
Y no es una simple cuestión de origen o residencia. Desde que fue construida, la segunda casa de amonedación que tuvo Bolivia concentró no solo la historia potosina y boliviana sino también mundial. Las monedas que allà se acuñaron circularon en varios paÃses y fueron la primera divisa de los Estados Unidos, antes que surgiera el dólar.
El movimiento económico del continente giraba en torno al monumental edificio de 7.570 metros cuadrados. Eso explica que, cuando un ejército ocupaba PotosÃ, su primer objetivo era tomar la Casa de Moneda que no solo proveÃa de recursos económicos sino que hasta servÃa de cuartel.
El 18 de noviembre de 1816, cuando el ejército de Belgrano se retiraba derrotado, el general rioplatense dio la orden de volar la Casa de Moneda, con el fin de que no les sea útil a los realistas, y dispuso la colocación de varias cargas de pólvora en el legendario edificio. La historia novelada dice que un oficial de apellido Anglada, cortó la mecha que desatarÃa las explosiones pero hay versiones más creÃbles que señalan que fueron varias las personas que ingresaron a la Casa de Moneda para desactivar todas las cargas. Como quiera que haya sido, lo cierto es que fueron los potosinos quienes salvaron la Casa de Moneda y, años más tarde, le dieron mejor uso.