Jueves 05 de mayo de 2016
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Sentir y existir con el pueblo no significa vivir con alguien fÃsicamente, tampoco amar a un ser y desearle bien, sino amarlo en sentido de convertirse en una misma cosa, de llevar su carga, de vivir con él una vida moral común, de sentir, existir y sufrir, en este caso, con el pueblo. Si se comprende como lo hacÃan los antiguos griegos, amando a su pueblo con convicción, como una cosa viva y humana y lo mismo que todas las cosas humanas y vivas, el pueblo es difÃcil de definir, por ello es algo real y, cuando se es buen polÃtico y ciudadano consubstanciado con el civismo, se debe, primero y primordialmente, existir en comunión con el pueblo.
En este punto la conjunción antes es utilÃsima, pues, antes de hacerle bien y trabajar para su bien, antes de practicar o de rechazar tal o cual lÃnea polÃtica de este o aquel partido polÃtico que pretende defender los intereses del pueblo (aquà estamos muy rezagados debido a que los partidos polÃticos en Bolivia defienden generalmente sus intereses partidarios), antes de sopesar concienzudamente el bien y el mal que se puede consolidar de las doctrinas partidarias, y antes de elegir entre ellas, o tal vez rechazarlas, antes de cualquiera de esas vicisitudes, se deberá existir con el pueblo, sufrir con el pueblo y compartir sus anhelos y destinos.
