Son 23 años que rige a nivel mundial la celebración del Día de la Libertad de Prensa, fue instituido un 3 de mayo de 1993 a iniciativa de la Unesco y aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objeto de establecer en todos los ámbitos de la información la defensa intransigente de la prensa libre, pluralista e independiente.
Desde entonces en algo más de dos décadas, ese propósito de poner en alto el valor del trabajo periodístico, bajo normas de ética y conciencia de servicio y justicia a favor de la comunidad internacional, se cumple con ciertas dificultades, con algunas obstrucciones, con deliberadas acciones que impiden el pleno ejercicio de la Libertad de Prensa, en muchos países.
El atributo de informar abiertamente no es entendido en su magnitud, se piensa en una prensa sumisa que responda a ciertas condiciones que establecen ciertos Estados de tinte totalitario y atrabiliario, sin tomar en cuenta que cuanto más se falseen las noticias, mayor será la inseguridad ciudadana en un gobierno que miente y que obstaculiza la fluidez de la información central.
El tema actualmente es de mucha reflexión en varios ámbitos, especialmente en aquellos en los que razones más, motivos menos de orden estrictamente político, evitan que el colectivo ciudadano esté plenamente enterado de lo que sucede en su entorno y hacen que transgrediendo la Libertad de Prensa, la gente viva de ilusiones y mentiras.
La Libertad de Prensa, no es ninguna concesión graciosa, es nada más que un derecho invalorable que favorece, no sólo a los periodistas para que puedan informar libremente, sino a la ciudadanía en general para que pueda estar en pleno conocimiento de la verdad y de la realidad en que vive en su comunidad, en su región y en su país.
La Libertad de Prensa está recorriendo un azaroso camino, porque si bien se instituye un día para su conmemoración, el resto del año su tránsito es difícil, es complicado y como lo han referido muchos periodistas, es también peligroso, pues aparece como un factor mediático que si satisface a las grandes mayorías por su sentido de credibilidad, indispone a los sectores de poder que no admiten las verdades y acuden al fácil expediente de pretender "mostrar a los periodistas como mentirosos, pero además como enemigos de un transitorio sistema".
La práctica de la Libertad de Prensa debería ser un atributo que tengan los periodistas para desempeñarse con la verdad, con la razón, con la justicia y al amparo de los derechos que establece la democracia. No siempre es así, de ahí que hay periodistas con la verdad en la mano, pero también los hay aquellos que manosean la verdad, bajo presiones o intimidación, por supuesto que también están los informadores de criterio partidista que divulgan sólo lo bueno de su entorno partidario, tienen ese derecho, que sin embargo está reñido con la ética profesional. No es parte de la libertad de prensa.
Practicar la Libertad de Prensa no es sólo responsabilidad de los periodistas, para cumplir su objetivo es necesario que las autoridades públicas y privadas abran las puertas a la prensa para recibir consultas, también cuestionamientos, quien sabe sugerencias y oportuna aclaración de dudas, un intercambio de ideas sin restricciones, pero en el más alto nivel de respeto y comprensión. Defender la Libertad de Prensa, es la única opción de tener a mano la verdad y nada más que la verdad.
Fuente: LA PATRIA
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