Miercoles 27 de abril de 2016
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El gobierno, en diez años tuvo que haber adquirido experiencia sobre lo inconveniente de ciertas amenazas que, en casos, pesan gravemente; muchas veces, se dicen frases y se hacen comentarios que no condicen con la realidad. Así, habida cuenta que hemos fracasado en todo tipo de nacionalizaciones o expropiaciones, se sigue con el prurito de lanzar amenazas sobre la posibilidad de expropiación de alguna empresa.
La llamada "nacionalización de las empresas petroleras" en mayo de 2006 no tuvo nada de expropiación o nacionalización propiamente dicha porque se trató, simplemente, de un cambio de contratos. Si realmente se hubiese producido una nacionalización o expropiación, como ocurrió con la Bolivian Gulf el año 1969, en que esa empresa, luego de la disposición emitida por el gobierno dictatorial de entonces, salió del país entregando todas sus instalaciones, activos y pasivos al gobierno o, más propiamente, a YPFB; en cambio, el año 2006 las empresas continuaron trabajando aunque sí hubo aumento de regalías e impuestos a favor de Bolivia.
Aprobada la Ley de Inversiones y en espera de un Reglamento completo, muchas veces se lanzó la posibilidad de expropiar o nacionalizar alguna empresa; tan sólo el anuncio, así no haya tenido la seriedad necesaria que se debe dar a todo acto oficial, ha despertado susceptibilidades y resquemores en los posibles inversionistas foráneos y, por supuesto, mucho más en quienes, en el país, querrían ampliar sus inversiones para mejorar sus empresas. La expresión es, pues, contraria a los mejores deseos del gobierno que muchas veces dijo que "se terminaron las nacionalizaciones", expresión que, en su momento, causó muy buena impresión y abrió un ámbito de esperanzas para que, efectivamente, hayan inversiones en el país.