García Linera analiza las clases medias bolivianas

Evocando al pensador boliviano René Zabaleta Mercado, el Vicepresidente Álvaro García Linera sostiene que éste no se equivocó cuando describió a las clases medias como las más "ignorantes, racistas y antinacionales del continente". Y claro, razones no le faltaban para llegar a esa conclusión", afirma en un artículo escrito en el suplemento Animal Político del diario La Razón, este domingo.

"Las clases medias en la mira: Cuando el lodo es el alma", titula el artículo, que se extiende en describir el rol de las clases medias desde la revolución del 52 hasta la fecha, sobre todo centrándose en aquella que apoyó las políticas del régimen de Gonzalo Sánchez de Lozada.

El segundo mandatario, sin embargo, destaca a las actuales "clases medias", aquellas que surgen "del mundo popular e

indígena".

"A Zavaleta le tocó vivir el devenir de la victoriosa insurrección armada de 1952, convertida en una genuflexión inmoral por parte de sus conductores ´clase medieros´ ante los dictados del Departamento de Estado norteamericano", empieza García Linera.

En ese escenario, el Vicepresidente describe a la generación que se ubica entre la que dirige la revolución del 52 y la clase media emergente del mundo indígena, que sería la actual.

"Nos referimos a la generación del ´entronque histórico´, que dejará los sueños de una revolución armada continental por la prosaica realidad de los dólares preferenciales, las comisiones de las empresas públicas privatizadas y la sumisión a los caprichos hollywoodenses de los embajadores norteamericanos", expresa.

La califica como "una generación frustrada" donde ubica a integrantes del MIR, socialistas y ex trostkistas que, según describe, fueron seducidos por el neoliberalismo (en general) y por el gonismo (en particular). "Serán incapaces de lograr nada de aquello que alguna vez soñaron y harán todo lo que alguna vez juraron combatir: entregar las riquezas del país y el mando del Estado a manos extranjeras", expresa.

"Se trata de toda una corriente generacional, que halla en el gonismo la realización de todas sus ilusiones de progreso y orden democrático controlado: disciplinamiento de las clases peligrosas mediante la desindicalización; apaciguamiento y domesticación de indios mediante políticas multiculturalistas de minorización de "etnias"; acceso a la modernidad económica de la mano de eficientes empresas extranjeras; pactos políticos de "caballeros" que atemperan y viabilizan la gobernabilidad; y un educado relacionamiento con los organismos extranjeros, que tutelan el encuentro con una globalización vertiginosa e implacable", sostiene García Linera.

Enseguida sostiene que como parte de esta clase media "extraviada" existe otro segmento de clase media "más culta" que después del fracaso de la UDP (Unidad Democrática Popular) tuvo un "apego señorial" por la modernidad, a la que se sumarán presurosas y entusiastas "a esa modernización con estética empresarial que asume el relevo histórico".

Debido a ese "apego señorial" que siente, "los fuegos de la plebe insurrecta del 52 le resultarán una incómoda y caótica curiosidad histórica. Así, cuando las pasiones guerrilleras y obreristas de los años 70 arrastrarán a todo el país, mantendrán una distancia melindrosa; pero cuando las trompetas de una nueva modernización, con estética empresarial, toma el relevo histórico (tras el fracaso de la UDP), correrán presurosas a sumarse con entusiasmo y compromiso".

Fuente: La Paz, 25 (ANF).-