Por muchas cosas que se observan cotidianamente en el ámbito nacional, y de entre esas algunas corresponden especÃficamente a nuestra comunidad, sale a relucir esa falla gigante, que es la carencia de adecuada planificación para encarar proyectos de orden social, de desarrollo y beneficio colectivo.
No hay sentido de prioridad en el planteamiento de muchos proyectos, se encaran obras suntuarias para mostrar una cara de solvencia financiera que no es absolutamente real, dadas las caracterÃsticas de variabilidad en la economÃa general que afecta a toda la región y de la cual nuestro paÃs no puede estar exento y por la misma situación, tampoco se salvan los departamentos nacionales cuyas autoridades ya saben que tendrán menos ingresos, pero aún asà se lanzan a querer efectuar emprendimientos de "alto vuelo" con gastos exorbitantes.
Preocupa que no existan criterios oportunos para evitar despilfarros, cuando algunas propuestas no se ajustan a necesidades reales de la población y se insiste en gastar el dinero del pueblo en obras de alto costo y mucho tiempo en su ejecución, creando perjuicio, aumentando molestias y demostrando la falta de equidad, allà donde el pueblo está esperando obras sencillas pero prácticas y no monstruosos proyectos que carecen de adecuada panificación.
Es tal la deficiencia que algunas autoridades no respaldan sus iniciativas con un adecuado proyecto a diseño final, que además contenga un estudio pormenorizado sobre su beneficio social, el cuidado medioambiental, las condiciones en que se desarrollarán las obras y midiendo claramente la incidencia en tiempo y espacio, de lo que significará a centenares de familias, miles de vecinos, la prolongada espera que con toda seguridad se presentará como un hecho ya peculiar del incumplimiento en el contrato y el cronograma de obras, algo que es parte de lo mucho que se hace al calor del entusiasmo, minimizando el sentido de la planificación y las previsiones de rigor.
Recientemente y a raÃz de la baja que registran los ingresos al presupuesto nacional, se ha mencionado una polÃtica de orden restrictivo en el uso de los recursos que administra el Estado y que son propiedad de los bolivianos, por lo mismo que sus beneficios deben servir para generar desarrollo, bienestar, comodidad y seguridad, lo que no siempre se logra si se acometen ciertos planes que tienen más sentido polÃtico, que masivo beneficio.
En el plano nacional se ha criticado algunos planes denominados "faraónicos" y la poca visión, por ejemplo, para solucionar el problema de los discapacitados o la predisposición para gastar en planes de "control polÃtico", en un claro manejo irregular de los fondos que el "soberano" quisiera sean más útiles a los fines de mejorar las condiciones de saneamiento básico, salud, educación y seguridad.
Tampoco hay derecho de que algunas autoridades busquen ganar puntos en su administración, dando rienda suelta a sus entusiasmos de realizar obras de alto costo y poco beneficio, sin tomar en cuenta que los pocos recursos que se dispondrán en adelante, deben servir para apurar y completar obras retrasadas, justamente por falta de una adecuada planificación.
Fuente: LA PATRIA
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