"Estoy orgulloso de estar en Oruro"

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"No me simpatizas", "Mi papá descansa en pez", "¡Ya cállate, cállate que me desesperas!", "Huesito, huesito de chabacano", "¡Chusma, chusma�? pffff!" y muchas otras frases fueron inmortalizadas en el tiempo, de uno de los personajes más pintorescos de la televisión humorística, como es el niño de los cachetes de marrana flaca, Kiko.

El carisma de infante de nueve años, los ojos saltones que marca una mirada inolvidable, su voz chillona, la mímica de ensueño, la inocencia desbordante típica de los mejores años de la vida del siglo pasado, encerrados en un solo cuerpo.

Ahora es parte de este hombre de 72 años que por el lapso de diez años formó parte de un elenco de televisión para romper las barreras del idioma, del pensamiento y del tiempo, compartiendo su talento, no solo por la pantalla chica, sino también en escenarios a lo largo y ancho del mundo.

Hoy es el turno de Oruro, se viste de gala por recibir a este personaje niño-hombre, quién con el don que Dios arrancó más de una sonrisa y miles de carcajadas hasta el ser más duro de sentimiento.

Pero, no sólo el público estará de fiesta, sino también él, por compartir su talento con cientos de niños y grandes que por primera vez lo verán en carne y hueso.

En la entrevista "maratón" y exclusiva que ofreció a LA PATRIA durante cinco minutos, Carlos Villagrán tuvo en su mente a uno de los personajes que protagonizó antes de ingresar a la serie El Chavo del 8, como fue Pirolo con el que hacía un programa de dos horas y 15 minutos, denominado el Club de los Millonarios cuyo público eran niños.

"Se llamaba Millonarios, porque los niños son millonarios en ilusiones, en cantidad de cosas. Lo hacía junto con el profesor Jirafales (Rubén Aguirre) que antes de ser el profesor Jirafales, le decían el Shory y en ese momento él me bautizó con el nombre de Pirolo", indicó.

Durante su juventud, Carlos se dedicó a ser reportero gráfico, ya que durante su niñez, se encargó de ayudar a su padre en esta tarea cuando era fotógrafo de alamedas.

Con el paso de los años, trabajó en el periódico El Heraldo de México, tuvo la posibilidad de registrar con su cámara las Olimpiadas de 1968, que se efectuó en su país y el Mundial de fútbol de 1970.

KIKO

Carlos Villagrán llegó a la familia del Chavo del 8, luego que Rubén Aguirre le invitó a una fiesta que dio Roberto Gómez Bolaños (Chespirito), donde realizaron un sketch, a Gómez le encantó y se quedó con ellos por diez años aproximadamente.

"Kiko ha representado para mí muchísimo más de lo que yo mismo pienso, no alcanzo a pagar todo lo que la gente me ha regalado, no hablo de regalos, sino del corazón y el alma, los aplausos, todo lo que me llevo yo, no alcanzo a pagar con mi vida lo que ella me ha dado", afirmó.

Para Kiko a la fecha "El Chavo del 8" es el mejor programa de la televisión que se hizo en México, en toda su historia, llegando a cuatro generaciones, acaparando a las personas de todas las edades y todas las clases sociales.

El programa fue conocido por más de dos mil millones de personas de todas las latitudes, entre ellas, Rusia, Arabia, Corea, Japón, que según el actor no tienen nada que ver con la idiosincrasia latina, pero llegó a todo el mundo.

CHESPIRITO

Asimismo, recordó a Chespirito y dijo que cualquier momento iba a partir de este mundo luego de dar varios avisos.

"Yo sabía por qué, él fumó mucho, toda la vida se fumó cuatro cajetillas diarias, entonces, destrozó sus pulmones y el resultado vino después. Llevó una mala vida hasta que se lo recogió el Señor", indicó.

Para Carlos, el mejor amigo que tuvo en el elenco del "Chavo del 8" fue Don Ramón, considerado como pan de Dios, genial, pura bondad, humilde y no tenía "poses". Así como Roberto a quien consideró también un gran amigo que formó una familia con el programa de televisión.

Kiko está muy agradecido con Dios por la vida que le dio y porque nunca le falta trabajo. Asimismo, pidió a los padres de familia que formen el carácter de sus hijos y cuando alguien raro se les acerque a ofrecerles cualquier cosa, tengan el carácter suficiente, "y tengan la palabra más difícil, como es el decirles que no".

Fuente: LA PATRIA