Se trata de un interesante fenómeno que se produce por lo menos desde hace 6 a 8 años y que paulatinamente ha ido creciendo con ventajas y desventajas, dependiendo de su localización, en parte en ciertas comunidades rurales y por supuesto en las ciudades donde se ha incrementado el asentamiento de miles de ciudadanos que han cambiado las tradicionales actividades agro ganaderas, por otras más lucrativas que giran en función del comercio, que mueve grandes capitales y genera iguales utilidades.
Hay que reconocer que el "cambio" es producto de las transformaciones que se han venido produciendo en la economía nacional dando paso a un mayor movimiento de dinero, llegando ciertos segmentos de la comunidad a las entidades financieras, primero en el intento de generar ahorros y percibir algún interés, pero luego dando un salto a las microfinanzas, bajo una serie de incentivos que la banca tuvo que disponer en el marco de obligaciones sociales, instruidas desde el Gobierno, haciendo que el antes prohibitivo "crédito" bancario se flexibilice y se vuelva accesible para impulsar la micro y pequeña industria.
La posibilidad de encarar nuevos emprendimientos, se convirtió en una tentación que motivó la migración pueblo - ciudad, especialmente entre los jóvenes de las comunidades que no veían muchas opciones de superar su economía con las actividades tradicionales de los padres.
Claro está que en ese proceso de cambio, algunos recursos también tuvieron otro destino, por ejemplo el transporte público, de ahí que se incrementó de forma desmesurada el parque automotor de varias ciudades, convirtiéndose la apertura de nuevas líneas en una abierta competencia, el resultado puede ser que mejoró el servicio en algunos barrios, pero de manera general ocasionó un caos de congestionamiento vehicular en las zonas céntricas de varias ciudades. Un problema que ha salido del control de las autoridades municipales.
El factor que se mueve en grandes proporciones está ligado al contrabando de variada mercadería, por un lado, pero por otro dedicado especialmente al comercio de la ropa usada, que pese a la prohibición de su importación llena los mercados de todas las ciudades, porque ingresa al país en enormes cantidades por la vía del contrabando, dando lugar a otra fuente de alto rendimiento económico, pero operando en la informalidad, lo que significa una abierta evasión tributaria, aunque displicentemente admitida, al tratarse de un sector que trabaja por cuenta propia, maneja su incremento salarial jugando con los precios de lo que vende y es el que menos problemas sociales ocasiona al Gobierno. Claro está señalar que pese a tal condición es un frente de miles de personas que no pagan impuestos, pero son parte responsable del caos urbanístico de las ciudades.
Este proceso está siendo estudiado con mayor detenimiento y los resultados preliminares sobre el tema muestran una realidad irrebatible y es que con los enormes contingentes de comerciantes, la mayoría irregulares, hay un descomunal movimiento económico que pese a su desplazamiento subterráneo, emerge en ciertos casos, pasando a una formalidad de "medio giro", pues parte de sus utilidades se convierten en lujosas movilidades, construcción de peculiares viviendas, bienes por los que pagan impuestos, pero no así por el capital que posibilita este cambio de "reurbanización social", un fenómeno patético y que merece entrar en márgenes de legalidad y cumplimiento de normas fiscales.
Fuente: LA PATRIA
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