Lugo celebra su triunfo electoral salpicado por denuncias de corrupción

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El presidente de Paraguay, el ex obispo Fernando Lugo, celebró hoy los dos años de su histórico triunfo en los comicios del 20 de abril de 2008, salpicado por denuncias de corrupción y en medio de roces con un sector del Gobierno.

Un multitudinario acto ante la sede del Congreso, en Asunción, marcó el festejo de su llegada al poder al frente de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), una coalición de amplio espectro ideológico que puso fin a 61 años de Gobierno del Partido Colorado.

La celebración se realizó aparte de una marcha convocada dos días antes por el vicepresidente paraguayo, Federico Franco, uno de los principales detractores de la gestión de Lugo, quien no fue invitado para el festejo oficial.

El jefe de Estado dijo este martes que "es difícil la relación institucional cuando las instituciones son frágiles y tan débiles" y aventuró que los vínculos con sus detractores liberales pueden mejorar tras la renovación de la directiva de esta formación política, prevista para el 25 de julio próximo.

"Confío en que más temprano que tarde sabremos superar las cuestiones que nos dividen" para desembocar en las "cosas que nos unen, que son muchas más que aquellas que nos separan coyunturalmente", dijo el mandatario en su discurso ante el Parlamento.

"No nos olvidemos cómo hemos ganado hace dos años. Hemos triunfado con una sola fórmula: la unidad y ojalá la memoria de los ganadores siga fresca y palpitante", mencionó el gobernante en otro momento de su alocución.

El ex obispo destacó que su "compromiso es el de ser el presidente sin sectarismos que siempre soñó en toda su historia el pueblo paraguayo".

El vicepresidente ha exigido al mandatario que reconozca la importancia y la preponderancia del PLRA en el Gobierno al considerar que el 80 por ciento de los votos cosechados por la fórmula presidencial provino de adherentes liberales.

La APC está formada además por el Partido Democrático Progresista (PDP), Partido País Solidario (PPS), el movimiento Popular Tekojojá y el Partido Movimiento al Socialismo (P-MAS), todos de izquierda, así como por una treintena de grupos sociales, civiles y sindicales.

Asimismo, Lugo aseveró hoy que siguen siendo meras "suposiciones" las que han llevado a la Justicia a promover procesamientos por presunta corrupción contra su ministro de Emergencia Nacional, Camilo Soares.

Soares, del P-MAS, fue procesado la semana pasada por presunta malversación y ayer el presidente de la estatal Petróleos Paraguayos (Petropar), Juan González Meyer, corrió igual suerte, por el mismo delito.

"Queremos que las actuaciones (de la Justicia) sean argumentadas, reales, racionales y si nos equivocamos seguramente que aceptaremos y nos sabremos disculpar", expresó el gobernante.

También reconoció que la capacidad de respuesta de las instituciones "no estuvo a la altura de poder satisfacer el cien por ciento de las expectativas", aunque destacó que "nos hemos esforzado al máximo para corregir una política de exclusión, de abandono".

"No vamos a excusarnos ante la ciudadanía por la velocidad de las respuestas que esperaban y que nosotros no hemos respondido. Hubo avances, puede ser que haya gente desilusionada, pero creo que la gran mayoría mantiene intacta la ilusión y la esperanza de un Paraguay nuevo, soñado", remarcó.

En cuanto a los desencuentros con el Poder Legislativo, de mayoría opositora, Lugo se lamentó de que en un año y medio de gestión no haya logrado que el Senado apruebe la designación de los embajadores para Argentina y Brasil, países vecinos de gran incidencia en la economía y la política paraguaya.

En contrapartida, el mandatario sostuvo que hay coincidencias con el Congreso en temas como la reforma agraria, la lucha contra la corrupción y la inseguridad ciudadana, banderas de campaña de su plataforma electoral.

Fuente: Asunción, 20 (EFE).-