Obviamente, las dos cosas van en carrera paralela, por lo menos al principio, después se marcan retrasos en uno de los lados y se atribuyen culpas los unos a los otros, es el hecho casi permanente de una competencia que se acrecienta en temporadas especiales, pero que luego continúa como forma de promoción oficial con ciertos justificativos especiales.
Entre enero y febrero de este año, poco antes del referéndum, se multiplicaron los actos con entregas de obras, era una forma de concienciar a la opinión pública a favor de un esquema en competencia electoralista. Pasó ese tiempo y bajó el nivel de promociones, aunque existe de por sí un plan que se desarrolla con cierta intermitencia en varias localidades del país, allí donde hace falta sentar presencia gubernamental.
Las necesidades no faltan, eso es lo más cierto, especialmente en un contexto en el que siempre hay deficiencias que deben ser suplidas con obras apropiadas, de manera especial si se trata de servicios básicos, llámense dotación de agua potable, instalación de alcantarillado, servicios de electrificación pública y domiciliaria incluyendo el gas domiciliario que son parte de las exigencias prioritarias para que la gente viva mejor.
Ese tipo de obras que se cumplen con recursos estatales, en algunos casos con fuerte financiamiento de organismos internacionales y cuota parte de municipios y gobernaciones, son bien recibidas en los barrios marginales de todas las ciudades, además de localidades rurales donde también se supera la condición de saneamiento básico, que mejora el hábitat de mucha gente, cuidando el medio ambiente y la salud de centenares de familias.
Quienes hacen un seguimiento especial de la inversión pública y el destino de los fondos públicos que en realidad son recursos del pueblo, muestran preocupación porque se mantengan en el nivel superior del Estado algunos proyectos que son calificados como "suntuarios" y que no corresponden a un periodo en que el país ha entrado en franca recesión y sus ingresos disminuyen en la medida que se mantiene esa presión externa sobre los precios de nuestras materias primas.
Los datos oficiales señalan que hay una reducción mayor al treinta por ciento en los ingresos del país, lo que podría sumar más de cuatro mil millones de dólares este año, que afectará a los presupuestos de las gobernaciones y los municipios, determinando por lo mismo una secuencia que se traduce en un obligado recorte en los presupuestos de ciertas obras, las que deberán ser replanteadas para otros tiempos o adecuadas estrictamente las necesidades ciudadanas y no al criterio "exitista" de algunas autoridades.
Este parece que es el momento propicio para poner en la mesa de análisis todos los proyectos dispuestos para la gestión, a nivel nacional, cuanto en los niveles de los gobiernos departamentales. La observación absolutamente técnica, con una visión realista del gasto público permitirá aplicar modificaciones presupuestarias que son las más importantes, para dar vía libre a la ejecución de las obras más importantes y dejar en suspenso algunas ideas que no son precisamente obras de retorno social.
El pueblo a través de sus organizaciones más representativas, puede establecer la prioridad de gastos, tomando en cuenta la magnitud y necesidad de obras en los rubros de saneamiento básico, salud, educación, calles y carreteras de innegable necesidad para la integración regional. Esos son los gastos que deben ser utilizados, otros pueden convertirse en uso indebido de fondos públicos.
Fuente: LA PATRIA
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