El motivo es que el estilo artÃstico de las pinturas paleolÃticas que adornan sus rocas le sitúan en un nivel paralelo a las encontradas en Lascaux o Altamira. Solo que las de Chauvet fueron pintadas 20.000 años antes.
"El control artÃstico del trazo, la belleza y la definición de las figuras no son propias de ese periodo", asegura Jarry, del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP), resignado a que Chauvet obliga a cambiar los esquemas. A redefinir los paradigmas.
Unos, basándose en el estilo de las pinturas, afirmaban que eran obra del hombre magdaleniense, que habitó Europa a finales del PaleolÃtico Superior, hace unos 15.000 años.
Pero las pruebas del carbono 14 indicaban que la cueva habÃa sido ocupada hace 35.000 años, lo que generaba una controversia.
Gracias a todos ellos, los autores del trabajo, publicado en la revista de la Academia Estadounidense de Ciencias, han concluido que la cueva tuvo dos momentos de ocupación: primero hace unos 35.000 años, tras el cual un corrimiento de tierras clausuró la gruta.
Hace unos 23.000 años de nuevo el hombre penetró en la caverna hasta que, de forma definitiva, un enorme bloque de piedra la cerró para siempre hace unos 21.000 años.
"Desde entonces, ningún ser ha penetrado en la cueva, por lo que las pinturas no pueden ser obra de magdalenienses", señala Jarry.
La datación de los materiales pictóricos, carbón de madera en su mayor parte, permiten concluir que las pinturas fueron hechas en esa primera etapa. Y, por tanto, son obra del hombre auriñaciense, el mismo que hace 40.000 años pobló Europa procedente de Oriente.
Cuando el presidente, François Hollande, cortó la cinta que daba acceso a la reproducción, los responsables del lugar afirmaron que esperaban 350.000 visitantes al año.
Pero en su primer año de vida han recibido a 600.000 y el ritmo se acelera, según sus gestores.
Clasificada como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, la caverna original permanece cerrada al público para preservar a las pinturas, muy sensibles al contacto humano, como las de Lascaux o Altamira.
Solo los especialistas pueden penetrar en ella desde que fuera descubierta hace 22 años por tres espeleólogos, uno de ellos, Jean-Marie Chauvet, quien le dio el nombre con el que, ahora, pretende dar la vuelta a la prehistoria.
Fuente: ParÃs, 16 (EFE).-
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