Por las cosas que suceden en nuestro país, calificado en alguna instancia como "el país de las maravillas", por su macroeconomía, aunque desconociendo algunos extremos como mantener en la pobreza a un buen número de ciudadanos, hay un esquema que es reconocido por organismos internacionales que mencionan el buen índice del crecimiento con un Producto Interno Bruto (PIB) aceptable, que coloca a Bolivia entre los países de mejor crecimiento.
Mucho se habla de plurinacionalidad e interculturalidad y en los hechos hay segmentos de la población que no han definido tales condiciones, aunque siguen líneas tradicionales que marcan su identificación, pero también son parte de una migración interesante entre campo y ciudad, dejando ciertas condiciones en el esquema de la simple teoría.
No faltan críticos a las actuaciones de nuestra representación futbolera, señalando que en el último tiempo ha crecido el número de canchas de fútbol a lo largo y ancho del país, pero se tarda bastante en preparar deportistas que logren clasificar nuestra representación al torneo mundial.
Por otra parte, los hechos denominados "de sábanas" se convierten en los más especulativos y ocupan la atención de mucho personal superior del Gobierno, con una clara pérdida de tiempo cuando es necesario que se dediquen incluso esfuerzos extraordinarios para solucionar problemas sociales de magnitud, uno todavía vigente, como el de los ciudadanos discapacitados, con quienes las autoridades no se dan tiempo para dialogar.
Vendrá luego la negociación salarial con dirigentes de la COB y aunque el tema de por sí es importante para negociar con los empresarios privados que son contratistas de buen número de trabajadores, no participarán de las reuniones y las determinaciones se acordarán entre autoridades de gobierno y sindicalistas.
Cuando se observan algunos medios de prensa internacional, el país ya no sobresale por los datos de su economía, sino por su fluida información de escándalos en los que aparecen involucrados los más altos personajes del sistema gobernante, quedando el pueblo azorado por tanta pérdida de tiempo y hasta de recursos económicos.
Mientras muchos políticos del esquema gobernante sostienen una cantaleta conocida contra el "imperialismo yanqui", los altos jefes que manejan nuestra economía se acomodan tranquilamente a los modos, costumbres e incluso regulaciones que provienen de otro imperialismo el "asiático" o el que predomina con la acción del "dragón chino" que desparrama fuego en Latinoamérica y nos toca como parte de esa comunidad regional. Lo peor del caso, como se observa, es que incluso el prestatario de millonarios créditos, nos impone condiciones, sus empresas deben ser contratadas con algún personal incluido y nadie dice nada porque los jefes chinos desconocen nuestras leyes laborales.
El conflicto de Chile es que tiene problema de aguas con Bolivia, para empezar con las del mar que deben sernos restituidas, luego con las del manantial del Silala que nace en nuestro territorio y han sido desviadas para saciar la sed de mucha gente en el norte chileno. Un río de curso internacional como el Lauca fue cortado en su paso por Bolivia y pese a los daños causados a los agricultores y ganaderos del altiplano, nadie ha solucionado ese problema.
Como se ve, hay muchas cosas preocupantes, contradictorias algunas, por efecto de un discrecional manejo de la cosa pública, precisamente en los niveles en que las grandes decisiones tendrían que beneficiar a la mayoría de los bolivianos, eliminando las superficialidades y otorgando su verdadero valor a los asuntos que convienen al "vivir bien" de la comunidad.
Fuente: LA PATRIA
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