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Domingo 10 de abril de 2016

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Cultural El Duende

Borges y el fútbol

10 abr 2016

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Primera de tres partes

En ¿El opio de los pueblos?, Eduardo Galeano reta con una pregunta: "¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales."

Aunque las relaciones entre Borges y el fútbol fueron, sin duda, escasas, siempre mantuvo esta idea detrás. Las opiniones y las reacciones del argentino frente al fútbol denotan una antipatía natural por este deporte. El presente texto es un intento por reconstruir las razones que lo llevaron a detestarlo. Y aunque a Borges le pareciera un juego ridículo, se dio tiempo para conversar con el Flaco Menotti y para motivar algunas anécdotas futbolísticas.

Anécdotas y declaraciones.

En marzo del año pasado, Jorge Valdano vino a México para presentar su libro sobre liderazgo. No es lo primero que da a la imprenta; cuenta también con un par de tomos donde ha compilado cuentos de fútbol escritos por Benedetti, Umbral, Cortázar, entre otros. Extraordinarios, por cierto. Tuve la oportunidad, aquella vez, de hablar con Jorge: figura mítica, jugador inolvidable, príncipe en la conversación. (Recordemos que fue campeón del mundo y que le marcó un gol a Alemania, precisamente en la final de México ´86.) Hice referencia al comentario de Borges. No le sorprendió. El atractivo de Borges -Valdano lo ha leído bien- es su inestabilidad, me explicó. Borges es un irónico profesional, nunca sabemos si afirma o bromea, la duda nos acecha, jamás alcanzamos la certeza, publicita la desconfianza. Borges es un autor que siembra dudas, y en el lector sólo queda la perplejidad.

Valdano me contó la siguiente anécdota. Hacia 1982, cuando Inglaterra y Argentina discutían con balas la posesión de las Malvinas, se le preguntó a Borges qué opinaba del conflicto. Fue una guerra absurda e inútil, todos lo sabemos; canalla por lo que concierne al bando inglés. Borges, que había nacido en Argentina, pero cuya abuela materna, Fanny Haslam, era inglesa, no se dejó sorprender. Argumentó de manera jovial: denota poca educación Argentina al luchar contra la nación donde se jugó por primera vez al fútbol. Supo, con una prontitud sorprendente, que esta era la razón más contundente que podían entender sus compatriotas. Luego, Borges ofreció otra razón: "las islas habría que regalárselas a Bolivia para que tenga salida al mar"; y denunció que "la Argentina e Inglaterra parecen dos pelados peleándose por un peine".

Tengo la lejana impresión de que a Borges le parecería intolerable descubrir su nombre en un libro escrito por un ex futbolista. Un libro donde se imprimen también los nombres de Van Gaal, de Hugo Sánchez, de Raúl y Maradona. Más aún, Borges sería incapaz de creer que un ex futbolista pudiera escribir correctamente, con cierta decencia. Tenemos, para contrarrestar, a Jorge Valdano, lector y escritor brillante. (Del libro Yo soy el Diego de la gente, el mismo Maradona ha reconocido que él no escribió una sola letra).

Para descansar o divertirse, Borges prefería el cine o la música sobre los deportes. Sabemos que, como Víctor Hugo, detestaba la ópera. En 1984 viajó a Chicago para recibir un "inmerecido y generoso premio" que la "Fundación Ingersoll" le extendía. Se trataba de un premio "T.S. Eliot". La temperatura en Chicago era de 39º bajo cero. Borges huyó del frío y fue a New York, donde era de 25º bajo cero. Insatisfecho, evidentemente bajó hasta New Orleans; celebró allí las fiestas navideñas. En sus calles repletas de músicos aprendió a escuchar el jazz, "desde los negros spirituals hasta el rock y a mí, que acá (en Argentina) juzgaba horrible al rock, al oírlo allá me pareció lindísimo." (El living del departamento en la calle Maipú, un salón sencillo, donde lucían el retrato de su madre y otro gran cuadro pintado por su hermana, algunos retratos de sus antepasados y la biblioteca, fue en muchas ocasiones el entorno donde Borges citaba a sus entrevistadores. Una de esas tardes, relacionó el origen del tango con el origen del jazz. "Qué curiosidad; el jazz también nació en los prostíbulos, en New Orleans. Y el tango en los prostíbulos de Buenos Aires. ¡Qué cosa singular los prostíbulos que promueven nuevas músicas!", exclamó maravillado.)

A los pocos días de haber regresado de EEUU, Borges se reunió, como acostumbraba, con María Esther Vázquez para transmitir una conversación por la radio. Se reunían en un sótano del Teatro Colón, donde funcionaba entonces Radio Municipal bajo la dirección de Virgilio Tedín y Ricardo Constantino. En cierto momento, Vázquez le preguntó a Borges de cuánto era el monto del premio. Titubeante, Borges reconoce que se trata de quince mil dólares.

"-¿Y qué vas a hacer con esos quince mil dólares, que a un escritor la parecen muchos y a un jugador de fútbol una bicoca?

-¿Ganan más, María Esther?

-Mucho más.

-¡Caramba!"

Es evidente, por el tono ingenuo y sincerote, que Borges poco entendía de fútbol.

La calle bonaerense "9 de Julio" es el lugar típico de reunión para los argentinos. Así como en México las grandes victorias se celebran en el monumento a la Independencia. "El Ángel", los argentinos salen al "Obelisco". Allí, por ejemplo, celebraron los triunfos del mundial México ´86, la Copa América del ´93 y el reciente campeonato de Boca Juniors. Borges fue bautizado con los nombres de Jorge Francisco Isidoro Luis el 20 de junio en la parroquia San Nicolás de Bari. Dicha parroquia fue demolida. En su lugar se yergue hoy el "Obelisco". Borges afirmaba que el monumento, levantado en 1936 para conmemorar los cuatrocientos años de la fundación española de la ciudad, le impresionaba como algo ridículo. Lo llamaba adefesio. Sentirse orgulloso por el obelisco le parecía una tilinguería.

Hay un cuento escrito por Borges y Bioy Casares que inquieta a Valdano. Lo publicaron en 1963 bajo el seudónimo ya conocido de H. Bustos Domeq. El título nos recuerda a George Berkeley, "Esse est percipi". Se narra que unos locutores describen con precisión un partido de fútbol. El juego resulta tan bueno que, al día siguiente, todo el mundo lo comenta. Nadie logró advertir que ese juego en realidad jamás sucedió. Fue un montaje ideado por los locutores. En la otra fantasía, llamada comúnmente realidad, esto ya aconteció. Es lugar común la referencia al programa radiofónico de Orseon Welles quien, basándose en una novela H.G. Wells, describe con lujo de detalles la invasión de ciertos extraterrestres a nuestro planeta. El pánico se extendió por todas partes. Al comentarista deportivo Pedro Septién, una historia análoga le valió el mote de Mago: mientras narraba un encuentro de beisbol, la transmisión se perdió. Impávido, él continuó contando las vicisitudes de un juego que sólo sucedía en su imaginación.

"El Rosedal" es un parque ubicado en los bosques de Palermo. Su nombre oficial es "Parque 3 de Febrero", por la fecha que conmemora el triunfo del general Urquiza sobre Rosas. Incluye un "Patio Andaluz", donación del Ayuntamiento de Sevilla allá por el año 1929. Quien lo recorra descubrirá en el "Jardín de los Poetas", un busto del escritor Jorge Luis Borges. No es imposible tampoco encontrar, hoy día, niños jugando al fútbol los fines de semana. Podría casi apostar que más de un balón ha golpeado la pieza broncínea.

Continuará

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