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Invitado


Domingo 10 de abril de 2016

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Cultural El Duende

José Martí

10 abr 2016

José Julián Martí Pérez. La Habana, 28 de enero de 1853 - Dos Ríos, 19 de mayo de 1895. Escritor, pensador, periodista, filósofo y poeta. Perteneció al movimiento literario del Modernismo. Creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria llamada así a la lucha de Cuba por la Independencia. Ha publicado en poesía: Ismaelillo (1882); Versos sencillos (1891); Versos libres (1878-1882); Flores del destierro (1878-1895). En ensayo: El presidio político en Cuba (1871) y Nuestra América (1891).

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Mi despensero

¿Qué me das? ¿Chipre?

Yo no lo quiero:

Ni rey de bolsa

Ni posaderos

Tienen del vino

Que yo deseo;

Ni es de cristales

De cristaleros

La dulce copa

En que lo bebo.

Mas está ausente

Mi despensero,

Y de otro vino

Yo nunca bebo.

Valle Lozano

Dígame mi labriego

¿Cómo es que ha andado

En esta noche lóbrega

Este hondo campo?

¿Dígame de qué flores

Untó el arado

Que la tierra olorosa

Trasciende a nardos?

¿Dígame de qué ríos

Regó ese prado,

Que era un valle muy negro

Y ora es lozano?

Otros, con dagas grandes

Mi pecho araron:

Pues, ¿qué hierro es el tuyo

Que no hace daño?

Y esto dije -y el niño

Riendo me trajo

En sus dos manos blancas

Un beso casto.

Tórtola blanca

El aire está espeso,

La alfombra manchada,

Las luces ardientes,

Revuelta la sala;

Y acá entre divanes

Y allá entre otomanas,

Tropiézase en restos

De tules,-¡o de alas!

¡Un baile parece

De copas exhaustas!

Despierto está el cuerpo,

Dormida está el alma;

¡Qué férvido el valse!

¡Qué alegre la danza!

¡Qué fiera hay dormida

Cuando el baile acaba!

Detona, chispea,

Espuma, se vacía,

Y expira dichosa

La rubia champaña

Los ojos fulguran,

Las manos abrasan,

De tiernas palomas

Se nutren las águilas;

Don Juanes lucientes

Devoran Rosauras;

Fermenta y rebosa

La inquieta palabra;

Estrecha en su cárcel

La vida incendiada,

En risas se rompe

Y en lava y en llamas;

Y lirios se quiebran,

Y violas se manchan,

Y giran las gentes,

Y ondulan y valsan;

Mariposas rojas

Inundan la sala,

Y en la alfombra muere

La tórtola blanca.

Yo fiero rehúso

La copa labrada;

Traspaso a un sediento

La alegre champaña;

Pálido recojo

La tórtola hollada;

Y en su fiesta dejo

Las fieras humanas;-

Que el balcón azotan

Dos alitas blancas

Que llenas de miedo

Temblando me llaman.

Amor errante

Hijo, en tu busca

Cruzo los mares:

Las olas buenas

A ti me traen:

Los aires frescos

Limpian mis carnes

De los gusanos

De las ciudades;

Pero voy triste

Porque en los mares

Por nadie puedo

Verter mi sangre.

¿Qué a mí las ondas

Mansas e iguales?

¿Qué a mí las nubes,

Joyas volantes?

¿Qué a mí los blandos

Juegos del aire?

¿Qué la iracunda

Voz de huracanes?

A estos -¡la frente

Hecha a domarles!

A los lascivos

Besos fugaces

De las menudas

Brisas amables,-

Mis dos mejillas

Secas y exangües,

De un beso inmenso

Siempre voraces!

Y ¿a quién, el blanco

Pálido ángel

Que aquí en mi pecho

Las alas abre

Y a los cansados

Que de él se amparen

Y en él se nutran

Busca anhelante?

¿A quién envuelve

Con sus suaves

Alas nubosas

Mi amor errante?

Libre de esclavos

Cielos y mares,

Por nadie puedo

Verter mi sangre!

Y llora el blanco

Pálido ángel:

¡Celos del cielo

Llorar le hacen,

Que a todos cubre

Con sus celajes!

Las alas níveas

Cierra, y ampárase

De ellas el rostro

Inconsolable:-

Y en el confuso

Mundo fragante

Que en la profunda

Sombra se abre,

Donde en solemne

Silencio nacen

Flores eternas

Y colosales,

Y sobre el dorso

De aves gigantes

Despiertan besos

Inacabables,-

Risueño y vivo

¡Surge otro ángel

Hijo

Espantado de todo, me refugio en ti.

Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.

Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón.

¡Lleguen al tuyo!

Para tus amigos: