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Domingo 10 de abril de 2016

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Cultural El Duende

La introspección humana en el mundo medieval

10 abr 2016

Erika J. Rivera

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¿Es original el pensamiento medieval? ¿Cómo saber que lo que pensamos es original? La huella del pensamiento es lo que perseguiremos en este trabajo. Pero no cualquier pensamiento, sino el más tormentoso de todos, el del mundo interior. Conciencia y soberbia nos acompañarán en estas reflexiones al tratar de comprender el pensamiento introspectivo en el contexto medieval. Ahora bien, si la introspección es la reflexión sobre uno mismo, encontramos que este acto fue realizado a lo largo del tiempo y en diferentes espacios geográficos. Entonces surge la pregunta: ¿Qué tiene que decirnos el mundo medieval al respecto? ¿Y es original lo que se ha reflexionado sobre esta temática? Para ello atravesaremos la pluma de Boecio y lo que se ha escrito sobre él para conocer la introspección humana a través de este autor medieval.

Debemos entender por mundo medieval de acuerdo a Josef Estermann: "El mismo término ´medieval´ o ("Edad Media") es una concepción ideológica en el sentido de que sugiere que tratara de un periodo ´intermedio´ entre dos épocas trascendentales, o sea, la Antigüedad y la Modernidad". Aparte de esta observación, me atrevo a señalar que el pensamiento medieval era calificado como decadente y sin luz, además de dogmático. Se ha preservado la idea de que este dogmatismo solo reflexionaba sobre la comprobación de la existencia de Dios. Entonces: ¿cómo es posible reflexionar sobre uno mismo en aquella época? Me refiero a la reflexión del ser humano como centro del mundo. He aquí la sorpresa, ¿significaría sacrilegio o algo pecaminoso? No, debido a que estos calificativos son sólo ideológicos porque el pensamiento y la reflexión no pueden ser entendidos de forma fragmentaria o con rupturas absolutas. En ninguna parte de la historia del pensamiento, ningún pensador ha empezado de cero, ya que a todo ser humano nos acontece un horizonte cultural. Es decir que nos acompaña y acompañará un contenido con relectura crítica y creativa. Por lo expuesto en el medioevo encontraremos relecturas con puntos de vista novedosos, con interrogantes originales y soluciones creativas, adaptando el pensamiento a los nuevos paradigmas filosóficos de la vida intelectual y espiritual de la época. Por lo expuesto es que desarrollaremos a un pensador medieval como Boecio que puede significar una luz brillante fuera de los prejuicios que nos hacemos de la historia y del pensamiento.

El contexto de Boecio fue la patrística tardía. Este periodo muestra, respecto al anterior, un claro agotamiento de la fuerza creadora. Los escritores o padres se contentaban ahora con sistematizar las doctrinas del pasado. A lo que se añadió, realmente, que la época de las invasiones no fue favorable para una fecunda actividad espiritual.

Mauricio Beuchot nos explica que "Boecio fue un gran traductor y comentador de Aristóteles. También lo fue de Porfirio, con lo que inició el estudio y polémica de los universales. Introdujo al occidente latino muchos términos filosóficos griegos. [?] No sólo contribuyó a la terminología técnica, sino que -con sus traducciones modélicas- fue el educador filosófico principal de los latinos". Al respecto H. C. F. Mansilla también nos relata que "Boecio había traducido a los filósofos clásicos griegos al latín, había compuesto tratados sobre música y teología y, sobre todo, había iniciado el original programa de conciliar fe y razón, filosofía y teología, creencia y ciencia". Pero entonces concluyo en que este personaje de la historia lo tenía casi todo, y sin embargo se consagró a la introspección. Considero que era un gran retórico, un erudito, un político, un aristócrata. Lo que hoy podemos llamar el ejemplar del ciudadano exitoso: inteligente, adinerado e influyente. Ya podemos observar que la Edad Media no está muy alejada del siglo XXI. Entonces ¿qué lo lleva al camino de la muerte? Podríamos contestar: la política, la traición, el poder y tantas cosas que lo condujeron de los asuntos públicos a la introspección obligada en la celda de una prisión. Considero importante la reconstrucción introspectiva que realiza Boecio, la reflexión interior de su alma, de los impulsos subjetivos que lo llevan a objetivar su magna obra: la Consolación de la filosofía. Obligado por las circunstancias externas, este hombre nos muestra su esfuerzo por comprender los meandros del alma humana. Por ello vale la pena indagar en sus páginas, porque de forma creativa y con una retórica muy bella nos señala el martirio de los seres humanos, el peor de todos, el del mundo interior.

Después de haber realizado una breve vista panorámica sobre el mundo medieval y el de Boecio, puedo señalar que el pensamiento medieval es original, no porque las ideas que nos presentan no se las hubiera pensado jamás, sino porque tuvo la capacidad de una relectura que le permitió de forma creativa transmitirnos la introspección humana. Así por ejemplo nos dice el propio Boecio: "[?] sí, que a impulsos de la desgracia la vejez ha precipitado sobre mí sus pasos, y a la mitad del camino de mi vida he sentido sonar la hora definitiva del sufrir. Cubren mi cabeza precoces canas; mi cuerpo agotado siente ya el escalofrío de la tez marchita y rugosa. ¡Dichosa muerte, cuando sin amargar la dulzura de los años buenos acude si el corazón la llama en su favor! Pero, ¡ay¡, que, despiadada, cierra sus oídos a la voz de la desgracia?".

Este autor a través del verso rítmico, nos expresa metafóricamente que él a sus cuarenta y cuatro años, sin necesidad de estar en la senectud de la vida, tiene un encuentro consigo mismo y a través del conocimiento puede autoconocerse. Ya no solo se trata de mirarse al espejo, es decir de solo conocerse exteriormente, sino del encuentro con uno mismo. Sin embargo, lo interesante es que no vamos solos a ese encuentro, sino que nos acompaña el conocimiento. Impulsados por la razón nos aferramos metodológicamente a la filosofía para explicarnos lo que necesitamos aclarar, explicar. Nuestro método es la filosofía, el camino el conocimiento. El autoconocimiento es una necesidad para vivir racionalmente. Saldar nuestra cuenta introspectiva nos permitirá avanzar. Continúa Boecio: "En tanto que en silencio me agitaban estos sombríos pensamientos y con aguzado estilo escribía en blandas tablillas mi lamento quejumbroso, parecióme que sobre mi cabeza se erguía la figura de una mujer de sereno y majestuoso rostro. [?] Sin embargo, iba maltrecho aquel vestido: manos violentas lo habían destrozado, arrancando de él cuantos pedazos les fuera posible llevarse entre los dedos. [?] Sí, con las estériles espinas de las pasiones, ellas ahogan la cosecha fecunda de la razón; son ellas la que adormecen a la humana inteligencia en el mal, en vez de libertarla. (?) No, la Filosofía no podía consentir quedara solo en su camino el inocente; [?] ¿Crees que se ésta la primera vez que una sociedad depravada pone a prueba la sabiduría?".

En estas líneas encontramos a Boecio recorriendo el camino del conocimiento de la mano de la Filosofía para conocer a todos los que han osado pensar, palabras brillantes que nos permiten conocer la historia de las ideas y a valorar el pensamiento de los que nos anteceden. "Existe el libre albedrío; ya que un ser dotado de razón no puede carecer de él. La causa de esta oscuridad es la incapacidad del entendimiento para comprender la simplicidad de la presciencia divina: si fuera posible concebirla siquiera, no habría dificultad alguna ni incertidumbre. La razón va más allá, y por un examen comparativo y general determina la especie de cada individuo". Nuestra libertad individual que no está en contradicción con el determinismo universal. Nos permite indagar sobre nosotros mismos, nuestra inteligencia y lo que nos rodea. Nosotros somos el puente de la comprensión de lo que existe, conocer nuestro mundo interior nos permite elevarnos a otros terrenos más abstractos como el tiempo, el entendimiento, la libertad y la sabiduría divina.

Por amor a la filosofía y en honor de la filosofía deberíamos reconocer que la introspección nos permite reflexionar sobre nosotros los individuos que queremos heredar la pluma de los grandes pensadores y que soberbiamente creemos ser mejores por considerarla distinta y superior. Como si las otras aspiraciones humanas no significarán nada en el contexto de la historia universal. Nos consideramos mejores por el impulso de acumular, transmitir y crear conocimiento con la aspiración de que nuestra huella sea reconocida por otros en un futuro a diferencia de los banales que se dedican acrecentar sus cuentas bancarias y al disfrute material. Falsamente nos consideramos superiores, porque creemos llegar a la sabiduría. Pero qué soberbia es esta interioridad, somos igual de ruines, banales y soberbios. En el silencio universal somos iguales, ni mejores ni peores, somos igual a la humanidad entera, no tenemos la sabiduría suficiente como para aceptar que solo somos un aparecer, una raya, un instante en la infinitud del universo.

Como mencioné, gracias a un incidente menor Boecio pasó del poder supremo a la cárcel y al cadalso. En la prisión escribió su obra más importante, analizándose a sí mismo. La caída de Boecio es la caída del alma humana. Con él podemos compartir el recorrido de sus reflexiones de la introspección humana que puede ser la de cualquiera de nosotros porque es un problema que nos compete a todos. Gracias a que él tuvo la capacidad de objetivar este mundo interior y la virtud de la honestidad que le permitió elevarse al rango de la sabiduría a través de la razón. Solo reflexionamos por la razón que nos acompaña, pero notar la capacidad de nuestra razón y ordenar y reflexionar por la razón se eleva a la sabiduría porque comprender todo esto está más allá de la rutina intelectual. Para usar la razón en aras de la comprensión se requiere sabiduría. El conocimiento es el camino, pero la sabiduría es la meta. Entonces alcanzar la sabiduría es uno de los más grandes logros del alma humana y, simultánea y paradójicamente, una de las peores soberbias humanas. Pero sufrir por esta elección, por este pecado capital, es una decisión muy humana.

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