El primer argumento se refiere al Estudio Integral de la Hoja de Coca, realizado por el Gobierno con recursos propios y de la Unión Europea. Evidentemente, los resultados presentados expresan la necesidad de contar con 20 mil toneladas (TM) de coca para el consumo legal, equivalentes a unas 15 mil hectáreas (Has) de cultivos.
Para continuar, aún menos "cientÃfico" es el factor de conversión de TM a Has, fijado en 1.407. Si ese factor fuera mayor, la cantidad de hectáreas necesarias serÃa menor. De hecho, un dirigente cocalero que conoció el borrador del Estudio alertó en su momento que la superficie "legal" se reducirÃa a 6,000 Has, cuando las bases cocaleras pretendÃan (y pretenden aún) que fueran 20 mil. Curiosamente, salió el resultado de casi un promedio.
Finalmente, el informe de las NN.UU. estima que Bolivia produjo más de 33.000 TM el año 2014. Una simple "regla de tres" muestra que la superficie cultivada ese año, si se acepta el factor del Estudio, debÃa alcanzar a más de 24.000 Has y no las 20.400 reconocidas oficialmente (datos de Unodc). Algo no cuadra en ese Estudio: más que cientÃfico parece "sesgado e incompleto".
Es una pena que la hipersensibilidad del Gobierno a la temática coca-cocaÃna le impida reconocer la alta valoración que la Carta Pastoral da a los esfuerzos del Gobierno y del Estado para avanzar en ese pantanoso terreno de la economÃa de la coca, drogadicción y narcotráfico y apreciar todo lo bueno que juntos, Estado e Iglesia, están haciendo y pueden seguir haciendo en esa lucha desigual entre el bien y el mal.
(*) Es fÃsico y analista
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