Miercoles 21 de abril de 2010

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Editorial y opiniones
Economía de palabras
Después de Tiquipaya
21 abr 2010
Por: Humberto Vacaflor Ganam
Con el espectáculo de Tiquipaya, que terminó siendo una especie de Woostock de los ambientalistas, tan caótico como el de 1969, el gobierno del presidente Evo Morales ha cumplido con la Pachamama.
Ahora, el gobierno se enfrenta a un difícil dilema. Sabe que para atraer las inversiones que necesita para cumplir con sus proyectos de industrialización del país debe romper unos cuantos huevos.
El primer huevo es el artículo 30 de la constitución, donde se establece que los recursos naturales son de propiedad de los pueblos originarios.
Estos pueblos se tomaron en serio aquel artículo y reclaman el derecho a poner condiciones a los proyectos de explotación de los recursos naturales ubicados en sus tierras ancestrales.
Si se mira bien, la mesa 18 de Tiquipaya estuvo conformada por las organizaciones de pueblos originarios que le piden al presidente Morales cumplir con lo que dice la constitución.
A estos pueblos les dio mala espina aquella frase del presidente Morales, tan parecida a la de Alán García, acerca de, “si no podemos entrar al Amazonas a buscar petróleo, ¿entonces de qué vamos a vivir?”