Los muros que separan

Confieso que mi modo de entender es escribir, por eso mi escritura escudriña e inquiere. Ni yo me libro de la averiguación. Me preguntó por qué hice lo que hice. Y, no hay respuesta en singular, por eso pienso que mis observaciones no pueden ni deben ser definitivas. La época de las certidumbres, que fue alimentada por las ideologías, ha dado paso a una multiplicidad de enfoques que condenan o aplauden los muros animistas y los muros raciales y étnicos. Me explico.

El muro ideológico

A los 17 años me encaramé en la galería del Teatro Municipal de Oruro para sabotear a un alemán occidental que, patrocinado por la USIS, llegó para denunciar la construcción del Muro de Berlín. Como yo carecía de ciencia, gritaba: "¡Lacayo de los yanquis!", mi argumento era la ira.

La platea comenzó a agitarse, hasta que el alemán, sin gritar, dijo que estaba dispuesto a escucharme y estaba curioso por saber por qué apoyaba la construcción del muro.

Silencio�? silencio�?, hasta que se me ocurrió el argumento de la mano de obra en busca de mejores salarios. El alemán no me ninguneó, hablaba un castellano fino, me hizo preguntas que no respondí, sólo atiné a acentuar la contradicción: "No nos entendemos porque yo soy marxista y tú no".

Pasó el tiempo y en 1989, el silencio había invadido la iglesia, el pastor Werner Widrad ofrecía a sus feligreses la última prédica en el Berlín del Este, dijo entre muchas otras cosas: "�? por nuestro pasado, no tenemos derecho a construir nuevos muros y prohibir, por ejemplo, a nuestros hermanos polacos a visitar nuestro nuevo país�?" El muro había sido derruido por los mismos alemanes de la RDA.

Los muros de otros

Albert Camus en 1944 escribió a un amigo alemán: "Europa es para ustedes un espacio cerrado con montañas y valles, con minas y bosques, donde Alemania juega una parte de su destino. Pero, para nosotros es la tierra del espíritu y la esperanza, en la que han discurrido todas las aventuras del espíritu humano".

Pero, esta vez no hay muros en Alemania, ellos -los muros- están en otros lugares tanto los de cemento como los de alambre de púas o muros leguleyos como los de Inglaterra.

Pasaré una rápida revista a esos separadores, aisladores y conculcadores de la libertad de movimiento.

Israel-Palestina, le llaman la "Valla de seguridad", un eufemismo para no decir lo que es. Los palestinos le llaman "muro de la segregación racial".

Cisjordania es un archipiélago de tierra, zonas ocupadas y que son o serán resguardadas por más muros, se pretendían 720 kilómetros en 2006.

EE.UU.-México, los gringos le llaman barrier, valla de seguridad contra la inmigración ilegal. Hay una propuesta aprobada en 2005, para construir 1.123 kilómetros de barrera, lo que implicaría una suerte de Muralla china en el continente americano. Donald Trump quiere amurallar la Unión y de ser posible ponerle techo.

El muro marroquí, también conocido como muro de seguridad, es un conjunto de ocho macizos de cemento de una longitud de 2.720 kilómetros que separa a los Polisarios, los parias del desierto. Está inspirado en el muro que Israel construyó a lo largo del Canal de Suez, conocido como Línea Bar Lev.

Los financiadores fueron los sauditas y los constructores ingenieros de Israel.

Los muros de Belfast que separan las poblaciones con religiones distintas (católica y protestante) sigue ahí recordando el separatismo, convertidos en atracción turística.

El peor de los muros

Donald Trump quiere construir más muros, será porque él tiene un muro pequeño en un cerebro chico. Entre los políticos europeos hay un Trump en cada país, algunos en pleno ejercicio del poder, y cientos mimetizados en las poblaciones, por eso no creo en la llamada "voluntad popular".

Todo vale cuando hay que amurallarse. Hasta las ciudades modernas tienen muros con porteros que dejan entrar solo a los habitantes del country, de la zona, del condominio o del refugio, que separa de los Otros que, por pobres, son delincuentes a priori.

Les advertí, escribo para entender. La verdad es que no le tengo miedo a Donald Trump así fuera elegido, al que le tengo miedo es al Trump que todos tenemos adentro. Es mejor reconocerlo.