Viernes 01 de abril de 2016
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El Plan de Desarrollo Económico y Social propuesto por el Gobierno y que comprende un quinquenio, propiamente hasta el 2020, busca triplicar las reservas de nuestros minerales de un estimado actual de 313 millones de toneladas a más de mil millones de toneladas brutas, por supuesto en varios yacimientos, algunos en proceso de explotación, otros considerados nuevos y algunos que deberán ser ampliados para aumentar volúmenes de producción y cuantificar un total que alcance el objetivo de aumentar las reservas minerales.
Este plan ambicioso en su proyección, y que lo hemos considerado ya en otros comentarios, vuelve a interesarnos en vista de que el mismo se considera como base de las futuras operaciones a la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), que desde el pasado año, sigue en proceso de reestructuración que no termina pese a la necesidad imperiosa de contar con un organismo que asuma la gran responsabilidad de diseñar y ejecutar los proyectos que modernicen y hagan productiva la minerÃa y la metalurgia del paÃs.
Como mencionan las autoridades de Gobierno, se plantea la "refundación" de la Comibol para constituirla en una entidad eficiente y enfocada en la actividad de procesos exploratorios y en el desarrollo de una industria metalúrgica básica con procesos de diversificación productiva en minerales altamente rentables. El plan es interesante, pero su concreción y efectividad dependerá en todo caso de la forma en que se está reestructurando ese organismo, que está demás decirlo ha servido buen tiempo para el funcionamiento de una planta numerosa, poco técnica y altamente burocrática, de ahà que su funcionalidad ha sido muy cuestionada.