La obsesión de los países desarrollados de contar con bombas nucleares como sistema de ataque en confrontaciones, ha dado lugar a que muchos países crean que poseer un arma nuclear es sinónimo de potenciamiento y seguridad para no ser atacados.
Corea del Norte, país comunista, desde que concluyó el conflicto del año 1950 al año 1953 con Corea del Sur, suspendió operaciones mediante el armisticio firmado conjuntamente Naciones Unidas en marzo de 1953 en Pan Mun Jon, ha persistido en mostrar animadversión a los gobiernos de Corea del Sur que alcanzó altos índices de desarrollo y progreso y avance científico, tecnológico y cultural; su pueblo es, conjuntamente el Japón, un país que cuenta con una juventud severamente preparada, científicos de gran nivel y prestigio y hombres de las artes y las letras que alcanzaron sitiales importantes. Para los dictadores de Corea del Norte, ese avance ha sido motivo para despertar envidias en el régimen y complejos en el gobierno porque ellos no alcanzaron ni el 10% de lo que logró Corea del Sur, excepto en el armamentismo.
El lanzamiento de una nueva bomba atómica por parte de Corea del Norte, no obstante las protestas de Naciones Unidas y del resto del mundo, no ha importado al dictador mostrar su poderío y, además, jactarse de lo hecho por su cuerpo de expertos y científicos. El átomo y otros elementos similares, sirven efectivamente al desarrollo energético; pero, en todo caso, su utilización en instrumentos para destruir y matar, alcanzaron proporciones jamás esperadas. La prueba realizada en Alamo Gordo el 17 de julio de 1945 ha mostrado que la bomba atómica puede ser un arma que podría destruir a toda la humanidad, y ello ha sido demostrado con el lanzamiento de la primera bomba contra una población civil, Hiroshima, el 6 de agosto de 1945 y, luego, la segunda bomba el 9 de agosto de 1949 en Nagasaki que, en conjunto, han causado la muerte de miles de personas, heridos incuantificables y personas contaminadas que con el paso del tiempo van muriendo luego de soportar todo tipo de dolores y enfermedades.
Nada conmueve a la dictadura de Corea del Norte; no hay conciencia de que su mismo pueblo que sufre extremada pobreza, puede ser afectado por la contaminación y, lo más grave, que sus contínuas amenazas impliquen destrucción del mundo.
Naciones Unidas, conjuntamente los países poseedores de armamento nuclear, han amenazado con medidas punitivas muy severas, con miras a contener las ansias guerristas del dictador norcoreano que parece estar convencido de que "debe reconquistar Corea del Sur y anexarla al imperio comunista". Las condenas del mundo no cesan porque hay preocupación por el posible desencadenamiento de conflictos nucleares de imprevisibles consecuencias.
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