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Domingo 27 de marzo de 2016

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Cultural El Duende

José Aguirre Achá

27 mar 2016

Carlos Castañon

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José Aguirre Achá fue poeta, novelista, dramaturgo e internacionalista. Nació en Cochabamba el 24 de marzo de 1877 y murió el La Paz el 23 de abril de 1941. Fue hijo del autor de Juan de la Rosa, Nataniel Aguirre, y de la dama cochabambina Margarita Achá, hija, a su vez, del ex Presidente de Bolivia José María Achá. Realizó sus estudios de primaria y secundaria, así como los iniciales de Derecho, en su ciudad natal; que se sepa, no alcanzó a obtener el título de abogado.

Aguirre Achá ganó los grados militares de Teniente, Capitán y Mayor, junto al Gral. José Manuel Pando, de quien fue ayudante de Campo, y de Teniente Coronel en la Campaña del Acre, de comienzos del siglo XX, en la cual perdimos a manos de Brasil la extensa zona del Acre.

Prestó servicios en los Ministerios de Obras Públicas, Gobierno, Industria y Educación, así como en la Comisión de Límites con la Argentina. Fue Cónsul en Nueva York, San Francisco y Washington, Encargado de Negocios en Buenos Aires, Ministro en Ecuador, Colombia y Venezuela, Perito boliviano en la desviación del Río Mauri, Agente en Chile, Asesor del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Comisión de Reanudación de Relaciones con el Paraguay. El cargo que ocupó por más tiempo fue el de Prefecto y Comandante del departamento de Potosí, por cuatro años, de 1913 a 1917(1); en estas funciones prestó una eficaz colaboración al dibujante Víctor Valdivia cuando este, adolescente aún, le hizo conocer sus primeros trabajos.

Aguirre Achá entusiasmado, movió a los intelectuales potosinos para conseguirle una beca en la ciudad de La Paz. Al poco tiempo, Valdivia pudo encaminarse a Buenos Aires donde prosiguió sus estudios y llegó a consagrase como ilustrador de la famosa revista porteña "Caras y Caretas".

Dice Joaquín Aguirre Lavayén de su tío José: "Escribía poemas y libros; sobre todo dedicó su interés profundo al estudio de los problemas internacionales de Bolivia, creando en el Derecho Internacional su tesis sobre la ilegitimidad de los desvíos de las aguas de una cuenca geográfica a otra diferente; fue el gran defensor del Río Mauri(2).

Ocupémonos de la producción de José Aguirre Achá como escritor.

Su primer trabajo fue, al parecer, El deber patrio, compuesto en 1897, una fantasía militar convertida en poema y que prefigura con cuatro años de anticipación más o menos al héroe del Acre Maximiliano Paredes, según lo ha hecho notar Augusto Guzmán(3). Vaguedades, de 1901, es un poema que constituye, en el sentir del mismo Guzmán, una "buena muestra de inspiración romántica" de nuestro autor en su época juvenil. Problemas de vialidad, ensayo del año 1906.

Poesías, 1912. El volumen aparece cuando el autor ha entrado de lleno en la madurez. No cabe duda de que Aguirre Achá es un poeta romántico inspirado en el sentimiento amoroso y en el fervor patriótico.

El equilibrio americano, ensayo, 1913.

La desviación del Río Mauri, ensayo, 1921. Al ocuparse de este libro afirma Jorge Escobari Cusicanqui que es "uno de los más sólidos planteamientos formulados por el Estado boliviano, para precautelar debidamente sus derechos sobre las aguas de la cuenca del Altiplano. En virtud de esa tesis quedó claramente establecido que no es lícita la desviación de aguas internacionales desde la zona geográfica en que naturalmente se encuentran, hacia otra zona geográfica distinta, o sea que no es lícito el desvío de aguas del Altiplano hacia el Litoral aledaño al Océano Pacífico"(4). Esta es una tesis o doctrina concreta sobre un tema de Derecho Internacional, quizá la única formulada por un autor de nacionalidad boliviana.

De los Andes al Amazonas. Recuerdos de la campaña del Acre. Libro de memorias que ha conocido tres ediciones, en 1901, 1923 y 1980. Se trata de apuntes tomados por el autor de su viaje desde la ciudad de La Paz hasta la región amazónica y la campaña del Acre, tal como rezan el título y el subtítulo del volumen. Tan importante resultó este trabajo que llamó la atención del prestigioso geógrafo inglés Clements R. Markham, Presidente de la Sociedad de Londres, quien en el periódico "The Geographical Journal" (1902), de la capital británica, se ocupó de él en términos escuetos pero sugestivos (véase la transcripción que se hace en las dos últimas páginas del libro de Aguirre): "� Una expedición más importante fue entonces organizada en Bolivia para restaurar en orden de la región del Acre. Ella consistía en la fuerza militar comandada por el Coronel Ismael Montes, quien partió de La Paz en julio de 1900. El libro que revisamos es una narración de los sucesos y procedimientos de esta expedición, escrita por don José Aguirre Achá, que formó parte de ella (�) La marcha fue en gran parte a través de densas selvas, y los bolivianos aparecen venciendo en ella dificultades considerables".

El libro de Aguirre Achá relata los pormenores de la indicada expedición, cuidadosamente anotados, y registra sus observaciones como patriota perspicaz que juzga con criterio propio la aciaga "Guerra del Caucho". Ella a la postre nos costó una elevadísima cantidad de kilómetros cuadrados de territorio, que benefició a nuestros malos vecinos brasileños. En el prólogo, copiado en las tres ediciones del libro, Aníbal Capriles dice del trabajo: "Exposición clara de los sucesos, imparcialidad en los juicios y justicia en la apreciación de los personajes que figuran en ellos, tales son las cualidades que creemos encontrar en este libro". En suma, De los Andes al Amazonas es un aporte honesto a la historia de América en orden a los sucesos de aquel enfrentamiento. Quien se ocupe de la mencionada guerra no podrá prescindir de las anotaciones de Aguirre Achá.

Pero sigamos con otros escritos del autor.

Platonia, novela, 1923. Se trata de una producción única en la literatura boliviana, por el tema que enfoca, la forma en que el novelista desarrolla el asunto, y por el temperamento irónico que el autor pone en evidencia a lo largo de toda la obra. Aguirre Achá se gana, de esta manera, un lugar propio entre los escritores que han instilado en sus creaciones un fino sentido del humor, el cual, como lo sabemos todos, no deja nunca de encerrar un trasfondo de tristeza y desencanto que hay que saber desentrañar.

La novela está bien concebida y escrita, o, como anota Augusto Guzmán: "Prosa correcta, suave, clara, fluye con gracia poética, tacto descriptivo y sagacidad psicológica, conformando una auténtica novela política sin paragón en la literatura boliviana"(5). Reprocha el autor sobre todo la inestabilidad social, mal casi endémico en los países sudamericanos. Aguirre Achá cumple su crítica mediante una sarcástica comparación de La República, de Platón, con un país de nuestra América, de existencia imaginaria. Abundan las evocaciones a la Grecia Clásica a través de los nombres de los personajes y de lugares por los que se pasea la narración. En esta Platonia las instituciones democráticas se hallan negadas en forma sistemática.

La república de ese nombre es, en realidad antiplatónica, por las luchas en que la gente aparece enzarzada a cada paso que da, y por la mezquindad de sus conductores, dados al oportunismo y otras taras. Paralelamente el autor traza el elogio del trabajo que crea, del espíritu de empresa, la paz social y la inmigración bien planeada, virtudes que constituyen la base del progreso.

El relato lineal, plástico al comienzo pero después inclinado al esquematismo -como si se hubiera querido terminar de una vez con la visión de una sociedad tan negativa-, encierra unas buenas dosis de ternura cuando toca cuestiones propias del sentimiento amoroso y el afecto a la tierra natal.

Manuel Frontaura Argandoña tiene una observación interesante que explaya de este modo:

"Hay en el estilo a ratos tierno y ameno de Platonia mucho de la influencia de Juan de la Rosa. Si Juan de la Rosa fue la epopeya de los criollos en los intentos de independencia -algo grandioso-, Platonia es la descripción tragicómica del macaquismo -que diría Tamayo- boliviano jugando a hacer -o deshacer- una república.

Y es un contraste: a la grandeza de la lucha libertaria le sigue la farsa del malvivir republicano"(6). Concluyendo con la enumeración de los trabajos de Aguirre Achá, tenemos estos otros títulos: El Desaguadero y el conflicto entre Bolivia y el Paraguay, ensayo, 1929.

La zona de arbitraje en el litigio boliviano-paraguayo, ensayo, 1929. Este trabajo, como otros anteriormente citados, es fruto de las comisiones que cumplió el autor en los conflictos internacionales bolivianos con Perú y Paraguay.

La antigua provincia de Chiquitos, limítrofe de la provincia del Paraguay, 1933. De este ensayo afirma Alfredo Flores Suárez:

"Son anotaciones hechas por este gran patriota para la defensa -como él mismo lo anota-, de los derechos de Bolivia sobre el Chaco Boreal"(7)

Himno "¡Salve, oh Patria! Letra escrita para una composición musical patriótica de Bernardino González. Se cantaba en las horas cívicas de las escuelas y colegios del país.

Es una salutación a la patria formada por regiones de características diferentes pero unidas en una sólida integración espiritual.

La última estrofa fue agregada por el autor poco antes de su muerte y se refiere al perdido litoral:

En tu pueblo conviven las zonas que el Prodigio de América son con el Plata, el inmenso Amazonas y los Andes en su ancha extensión. Desde Tacna, Pisagua y Calama tu protesta aún se deja escuchar e incesante en su afán te reclama azotando los riscos del mar(8).

Frontaura Argandoña asevera a propósito de esta canción:

"¿Qué mejor demostración de su notable corazón de patriota y de talento como vate que la letra de ¡Salve, oh Patria! que los bolivianos entonan con una unción casi sagrada, compenetrándose de su contenido y sintiéndolo en lo más profundo de su ser?"(9)

Se mencionan también varios dramas y comedias de Aguirre Achá, representados en ciudades del país.

Al cerrar esta serie de trabajos queremos referirnos a un poema breve compuesto en la expedición hacia el Acre.

Su tenor aparece en la pág. 195 de la 3ra. Ed. de De los Andes al Amazonas.

Es una pieza literaria a la que Lola Sierra de Méndez le ha puesto una agradable música de vals, que se canta con emoción, como si se tratara de un segundo Himno al Beni. Dice así:

En las playas ardientes del Beni, un viajero de pálida faz, al mecerse en su hamaca pensaba en su amor y su tierra natal; y mirando las ondas del río donde duerme el temible caimán y espumosas se ven las cachuelas con sus tumbos sepulcros cavar, ante el negro horizonte decía: / ¡Tal vez, niña, no vuelva jamás!; y el rumor misterioso del bosque contestaba: / ¡Ya no volverás!

Adviértase en el poema la presencia de una impresionante naturaleza - río, bosque, cachuela, caimanes-, que con su magia llena de misterio fuerza al viajero a quedarse para siempre en ella, olvidando definitivamente su pasado.

Estamos ante un pequeño pero impresionante retrato de las hechiceras y bellas regiones selváticas de Bolivia.

(1) Estos datos fueron proporcionados por Aida Aguirre de Méndez, hija del escritor, a Federico Nielsen Reyes. Ver de este autor "Paraguay, la Mesopotamia sudamericana". "El Diario. Suplemento Literario", La Paz, 3 de abril de 1977.

(2) Artículo titulado "Mi tío José", publicado en el "Diario. Suplemento Literario", cit.

(3) Augusto Guzmán, "Biografías de la literatura boliviana", ed. Los Amigos del Libro, Cochabamba - La Paz,

1982, pág. 133.

(4) Véase su artículo "El internacionalista José Aguirre Achá" en "Presencia Literaria", La Paz, 20 de marzo de

1977.

(5) A. Guzmán, ob. cit., pág. 135.

(6) Frontaura Argandoña: "La vida múltiple y fecunda de José Aguirre Achá". "Presencia Literaria". La Paz, 20 de marzo 1977.

(7) A. Flores Suárez: "José Aguirre Achá, brillante e infatigable defensor de los derechos bolivianos", "Presenci Literaria", cit.

(8) J. Aguirre Achá, De los Andes al Amazonas, ed. Privada, La Paz, 1980, págs. 10 y 11.

(9) Frontaura Argandoña, artículo cit., "Presencia Literaria".

* Carlos Castañón Barrientos. Chuquisaca, 1931.

Académico de la Lengua.

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