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Domingo 27 de marzo de 2016

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Revista Dominical

(Lectura permitida también para mujeres)

Sólo para hombres

27 mar 2016

Por: Marlene Durán Zuleta - Poeta, escritora, compositora e investigadora de la cultura orureña

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El hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, sano propósito que esta criatura de presencia cristiana u otra ideología se aproxime al sentimiento, ternura, esperanza y comparta su elegía.

El génesis aligeró el alba, alcanzó que la visión se perdiera en el follaje y los enigmas quedaran hondos en la memoria del planeta.

El Creador valoró el hálito del hombre, indudablemente el propósito fue no contar con la expiración, sino la vida eterna. Anidó en la cavidad de su corazón inocencia de amor, consagrando una escultura incomparable, única. Con certeza, la energía paralela era otra existencia, honda quietud. En el calendario perenne de este mundo, fue llamada Mujer. El padre eterno registró que estos dos personajes, hombre y mujer sean indemnes y tengan aire puro.

Poco duró la obediencia. Sin temor fue profanado el umbral del candor. La insurrección enredó el pensamiento, echados del edén enfrentaron los trances del sol y tormentas, vieron la luna llena, avergonzados por haber roto el diálogo con el Creador, pasaron vicisitudes, pruebas que los unieron en carne y alma. ¡Ya no eran castizos! El exilio irreversible permitió procrear, latieron las entrañas, el fuego de la piel desbordó y los descendientes se volvieron ascendientes y fueron parte de la torre de babel. No solo fueron millones de personas, también se multiplicaron idiomas y dialectos, colores de piel, rostros fieros, otros bellos. Se dispersaron, ¡ya no eran castizos! Súbita llovizna y cieno aturdieron al hombre, destellos de luces provocaron descubrir la maldad y ambos se perdieron en las sombras.

De tanto lidiar, algunos escucharon la voz de Dios a través de los "Salmos", se apartaron del desconcierto, de los impíos. El evangelio se dispersó y comprendieron que solo somos soplos. Otros sin remordimientos asumieron sus debilidades, deshonraron la palabra y tornaron su elección para predicar, terror, horror, sucesiones funestas. Reconozco, en este tiempo aún existe armonía, venganza e insensatez de soberbios, lobos con traje de oveja. Proclamo desde mi existencia que la naturaleza debe preservarse, no debe desgastarse a la tierra, somos regalo del Omnipotente.

Tanta bruma, vueltas, desacatos y recogimiento permitieron que el hombre concilie y comparta la presencia de la mujer. Consolidó el sello perdurable de amor, convirtiendo el hogar en un santuario ilimitado, herencia definitiva de regocijo, signo visible de lealtad.

Dios generoso, permite que desde la infancia evoques a mamá, nunca olvidarás que te formaste en una entraña, cuya morada brindó inagotable ternura. Esa mujer, convertida en ángel maternal, lumbre que vive en tus pupilas, si cobró altura, desde lejos convertida en estrella, iluminará tu camino, inefable en la memoria horada ilusiones, se lleva secretos de alguna incontenible travesura. Si tiene hálito dará todo por salvarte, contemplará tu sueño o te despertará de una pesadilla.

En este movimiento, consagraste inventos hasta cierto trecho, esa grandeza ocasionó ansiedad, (insolente por el poder del hombre contra el hombre sobrepasaste la dimensión del umbral) los ojos serenos se volvieron ofidios y las ofensas se convirtieron en batallas, finalmente corrió la competencia, los episodios evidenciaron parodias, levantándose tragedias de guerras, ciertamente desde el origen de vida acechaba la muerte y el luto. La mujer templada a esos avatares, para defender a la pareja, al hijo, padre, hermano crecía para descargar su furia contra el enemigo. Féminas escondiendo el dolor y la fatiga, convertidas en enfermeras llegaron a asumir otros roles, otras estructuras. Hoy continuamos en esa brega de colaborar en diferentes tareas, aún toda dimensión con sensibilidad, justicia y humildad.

Es cotidiano, oír, leer, ver que algunos hombres disgregados, sostenidos por el suspiro de Dios están vivos, cargan rencor, encadenados a antiguos o recientes recuerdos, dejan que la sombra confunda su memoria, se perturban, dejan que el horizonte termine en su mirada, hieren a muerte hasta dar fin vidas. Retratados como Caín, no olviden que exterminar tiene castigo en el suelo y en el cielo.

Si infinidad de veces la mujer aceptó la violencia machista, (aún existe pozo del patriarcado), probablemente su instinto maternal o llanamente como Eva agigantó no diluyó la sed de amor, no tendría que pecar el hombre sacrificando suspiros, de su compañera, madre de sus hijos o finalmente de la amiga que ya no requiere su amistad. Aumentan los registros de denuncias por feminicidio, no hay respeto, la violencia se vuelve deceso, empequeñeces la sabiduría, empañas tu alba, sentidos, luz, fe. Ya no eres ni serás libre. Aunque surja remordimiento, ningún consuelo retornará lo que fue suyo, por una pasión desmedida termina en lamento, sin respeto, con violencia se vuelve deceso y no existe refugio para el luto.

Es hora que el hombre comprenda la presencia sentida, palabra y oración del ser alado, universo que gira en torno a la fémina, no guarda miel de sus labios, rescata afinidad, estirpe de constante vigilia que agranda su presencia y diluye al monstruo de la intrascendencia.

Compañeros no tendrían que tener celos de algún trigal que se mece con la brisa del viento, no es válido para quien confía. Si alguna fémina lanza un dardo al aire, tendría que ser motivo de interrogación, en esta alianza debemos preservar y cuidar el canto y el silencio de nuestro interior. El amor justifica no poseer hastío de ninguno de los dos, rememoremos al libro más completo, intacto en toda su esencia de la tierra, manantial que purifica dolores hasta la pena invisible. ¡La Biblia! Urge la comunicación, base para que los tonos de voz sean confesiones, diálogos de cariño, no olviden lo que se tiene, lo que se quiere debe cuidarse y protegerse.

Todos los días deben recordar con inteligencia que la viva expresión de esa escultura creada por Dios, es lámpara encendida por la dimensión del arte u otro sentir que llevamos en la sangre. No existe en la faz del planeta, mujer que no posea una ronda de canto, de lirio, de aroma, gardenia que siempre estará viva. Somos columna de la sociedad, imprescindible en la existencia del hombre al complementar el espacio, las glosas de ternura, la nocturna quimera que habita en algunas hogueras o en atardeceres de otoño.

Debe existir una mirada de reflexión, hombres vienen de mujer, no permanecemos detrás, estamos al lado de ustedes compartiendo la natura, complemento en la incertidumbre, en la quietud. ¿Será un desafío cuando olvidan el lazo espiritual y se inclinan por la ruina? No labren desgracia, ni llenen sus ojos de sal por llanto, respeten lo que el Salvador consagró. ¡La Vida!

Este corolario que se esboza después de esta sexta línea, fue captado en la pared blanca del sanatorio universitario, cuya responsable una sierva del señor, afligida por algunos sinsabores que todos tenemos respecto a la salud, cada día alaba al señor para pedirle que sus manos sean bendecidas y su energía sea extendida al prójimo hombre o mujer, cuando tenga que curar.

"La fortaleza de un hombre no está en el ancho de sus hombros�

Se encuentra en el tamaño de sus brazos cuando abraza.

La fortaleza no está en el tono de su voz�

Se encuentra en la gentileza de sus palabras.

La fortaleza de un hombre no está en la cantidad de amigos que tiene�

Se encuentra en el buen amigo que se vuelve de sus hijos.

La fortaleza de un hombre no está en su cabello o su pecho� se encuentra en su corazón.

La fortaleza de un hombre no está en lo duro que puede golpear� se encuentra en lo cuidadoso de sus caricias.

La fortaleza de un hombre no está en el peso que puede levantar�se encuentra en las cargas que puede llevar a cuestas.

La fortaleza de un hombre no está en las mujeres que ha amado�se encuentra en poder ser verdaderamente de una sola mujer.

La fortaleza de un hombre no está en creer que todo lo puede�

Se encuentra en reconocer que sin Dios nada sería posible".

Nos necesitamos, somos una inmensa familia. Este mundo ha cambiado, no dejemos que inunde la perfidia, no agravien, ni estigmaticen a la fémina. ¿En un instante de ceguera han pensado que si agreden, exterminan con tanta vileza fatalmente donde irán a parar?, ¿qué será del hombre indigno que busca refugio fuera de sus ojos?, habrá blasfemado, por lo que haga será juzgado. No olvidemos que todos tenemos pasaje sin retorno y por nuestros hechos cuando llegue la hora rememoren, sabremos el descargo de culpas, para quién deshonre será fatal.

Hombre domina la ira, cuando vaciles y resbales, alaba a Dios. Apártate de lo malo, tu corazón se inunde de amor y el bien eleve tus obras. La estadía en este valle de lágrimas levante tu espíritu por seguir la impronta de la justicia. ¡La paz sea contigo!

Para tus amigos: